Tegucigalpa (Conexihon).- En la lucha por la defensa de sus territorios y de los bienes comunes de la naturaleza, las defensoras indígenas lencas, reciben apoyo y solidaridad; sin embargo, a la par se enfrentan

a una campaña mediática en su contra por esta labor. Es por ello que las defensoras Ana Miriam Romero y Berta Zúniga Cáceres rechazaron ayer, estos últimos ataques y reafirmaron su compromiso en sus respetivas luchas y resistencias.

Ambas mujeres expusieron durante la presentación del informe realizado por la organización Global Witness “Honduras: El lugar más peligroso para defender el planeta”; que presenta en sus testimonios el planteamiento político en defensa del territorio y los recursos naturales (bienes comunes de la naturaleza) y salen al paso contra las últimas campañas en las que desacreditan su trabajo así como las organizaciones que representan.

“Quieren acallar nuestras voces de resistencia”                

Es la hija de la lideresa Berta Cáceres, asesinada el 02 de marzo de 2016 y como tal asume su papel en posicionar las diferentes violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo Lenca.

Berta Zúniga Cáceres integra el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y narra su día a día como una lucha que se traduce en enfrentar a proyectos hidroeléctricos y empresas transnacionales, a terratenientes bien protegidos, empresarios y funcionarios públicos que son inversionistas de estos proyectos.

“Esa lucha también incluye a  fuerzas represivas como la policía y militares, así como a la negligencia del Estado que siguen incumpliendo las necesidades fundamentales de las comunidades”, afirmó.

Durante su disertación, Zúniga Cáceres expuso que en la lucha que libran se enfrentan a intereses económicos, políticos y sectores considerados como intocables.

Esto ha desatado una campaña para desprestigiar nuestra lucha y en querer acallar nuestras voces de resistencia; “las campañas de odio a nuestro trabajo continúan y continuarán mientras no haya ningún señalamiento del Estado a esta situación”.

En el calendario ya apunta la fecha que indique un año transcurrido del asesinato contra Berta Cáceres y a criterio de su hija no existe voluntad de la justicia hondureña para judicializar a las autores materiales e intelectuales de este hecho. Hasta el momento solo existe la captura de siete supuestos autores materiales y la secretividad del caso, lo que no permite a la familia y su equipo legal conocer a profundidad la investigación en curso.

“Al día de hoy las causas que generaron el asesinato de mi mami siguen vigentes; una legislación nula para el cumplimiento de nuestros derechos, pero si efectiva para criminalizar la protesta social, procesos de militarización altamente repudiados y el incumplimiento de estándares internacionales para los pueblos indígenas”, hablo la joven lideresa lenca.

Las empresas extractivas como Desarrollo Energético S.A. (DESA), siguen en los territorios, en el Rio Blanco y en la comunidad, mientras haya resistencia habrá amenazas, mientras haya amenazas van a permanecer sin que se castiguen los culpables, afirmó la representante del COPINH.

La lucha contra una Aurora que proyecta oscuridad en la defensa del Rio Chinacla

El anuncio del amanecer en los territorios al interior del país tiene un significado muy especial; marca el inicio de una nueva jornada de trabajo en las diferentes actividades para el sustento diario. Sin embargo para Ana Miriam Romero, “la aurora” no es más que la representación de una mujer con alto poder político en diferentes municipios del departamento de La Paz y que se quiere apoderar del Rio Chinacla para instalar un proyecto hidroeléctrico; Su nombre “Los Encinos”.

Ana Mirian lo tiene presente, con su niña en brazos refleja las reiteradas amenazas de muerte recibidas por integrar el Movimiento Indígena Independiente de  La Paz-Honduras (MILPAH); Ella y otros pobladores de la comunidad de “El Volcán”, en el municipio de Santa Elena, se oponen a que se instale Gladys Aurora López y su esposo Arnold Castro sobre el Rio Chinacla, sagrado para los indígenas lencas de esta comunidad.

Defender el río “casi le cuesta la vida” y la de su pequeña. Un 22 de octubre de 2015, cerca de las cuatro de la madrugada una treintena de soldados irrumpió en su casa donde “me masacraron junto a mis hijos, me pusieron pistolas en mi cuerpo porque les dije que yo era defensora de la Madre Tierra”.

Por si eso no fuera poco, a inicios de 2016 (en el mes de enero), perdió todas las pertenencias de su hogar por un incendio provocado a la misma.

“Ellos llegaron y me pusieron sus pistolas en mi cuello que entregará a mi esposo, armas y drogas que ellos decían que tenía, mis hijos fueron sacados a golpes y patadas… en ese momento fuí trasladada hasta la capital (específicamente al Hospital Escuela –Universitario) gracias al apoyo de organizaciones de derechos humanos, así me salvaron la vida mía y de mi bebé que ando en mis brazos”, relata Ana Mirian en su comparecencia de ayer martes en Tegucigalpa.

Por su postura de no permitir que el Río Chinacla sea presa de dos proyectos hidroeléctricos de Gladys Aurora López y su esposo Arnold Castro Hernández, han perdido la vida tres líderes territoriales. En diciembre de 2015 (21), fue asesinado Javier Vásquez Benítez en Santa Elena, La Paz. Era sobrino del actual Coordinador de MILPAH, Felipe Benítez.

Anterior a este hecho, en el mes de mayo fue asesinado Silvestre Manueles Gómez, cuyo cuerpo fue desmembrado a la orilla del Río Chinacla; y en enero corrió la misma suerte Juan Francisco Martínez.

Ana Miriam mencionó que “lo vivido no es fácil olvidarlo. Veamos lo pobre que estamos, lo que pasa. Debemos cambiar y que el gobierno ponga ‘las barbas en remojo’. Vivimos tan lejos que estamos desconocidos en este país, solo por las organizaciones de derechos humanos somos reconocidos”.

Para ella, lo que sustenta el informe de Global Witness es la realidad de sus territorios, de su ejercicio de defensa territorial. “esa es nuestra verdad”, puntualizó.