Por: Tania Karina Martínez Cedeño
Las elecciones primarias en Honduras no fueron simplemente una crisis técnica o un fallo logístico; fueron el resultado de una maniobra política calculada diseñada por la ultraderecha hondureña y ejecutada con el respaldo estratégico de las élites empresariales y sectores militares. El sabotaje electoral que vimos en las primarias fue una respuesta directa al acto de independencia geopolítica que el gobierno de Xiomara Castro y las Fuerzas Armadas hondureñas habían comenzado a trazar mediante el acercamiento con Venezuela y la reconfiguración de las relaciones internacionales con actores fuera de la órbita tradicional de Estados Unidos.
Desde el golpe de Estado de 2009, las Fuerzas Armadas de Honduras han sido el brazo ejecutor de los intereses de las élites nacionales y del imperialismo estadounidense. La formación de los militares hondureños en la Escuela de las Américas (hoy bajo el control directo del Comando Sur) garantizaba que las estructuras militares hondureñas sirvieran como un ancla de estabilidad para el orden neoliberal y la hegemonía política de Estados Unidos en Centroamérica. Pero cuando el máximo líder militar hondureño realizó una visita oficial a Venezuela —un acto que en términos geopolíticos simboliza una traición para Washington—, la respuesta fue inmediata: la mano gringa no perdona.
El sabotaje electoral en las primarias fue una advertencia clara para las Fuerzas Armadas y el gobierno de Castro: si te apartas de la línea imperial, serás castigado. El canal operativo de esta maniobra fue la ultraderecha hondureña, coordinada estratégicamente a través de la embajada de Estados Unidos, que ha operado como el núcleo central de control geopolítico sobre Honduras durante décadas.
1. La traición militar: El pecado imperdonable
Las Fuerzas Armadas de Honduras han sido durante décadas las guardianas de los intereses estadounidenses en la región.
• Han actuado como instrumento de intervención política, represión y control social en beneficio directo de las élites empresariales y de la agenda de Washington.
• El golpe de Estado de 2009 fue una operación directa, diseñada y ejecutada bajo la supervisión de las Fuerzas Armadas y con el respaldo político y diplomático de Estados Unidos.
• Los tratados de cooperación militar y el acceso al entrenamiento en el Comando Sur han sido las herramientas de control estratégico utilizadas por Washington para garantizar que Honduras permanezca alineada a los intereses imperiales.
El problema comenzó cuando las Fuerzas Armadas decidieron tomar una posición de autonomía:
• La visita de altos mandos militares hondureños a Venezuela fue un acto de independencia política.
• El gobierno de Xiomara Castro, al fortalecer relaciones con China, Rusia y Venezuela, está desafiando directamente la hegemonía estadounidense en la región.
• El Comando Sur y las agencias de inteligencia estadounidenses interpretaron este movimiento como una traición estratégica.
Resultado:
• El sabotaje electoral fue diseñado para humillar públicamente a las Fuerzas Armadas y debilitar su posición política interna.
• La caída del sistema electoral y el retraso en la entrega de las urnas fueron orquestados para mostrar a las Fuerzas Armadas como incompetentes o corruptas ante la opinión pública.
• El mensaje era claro: “Si te apartas de la línea imperial, perderás el control interno.”
2. El papel de la embajada estadounidense: El canal de coordinación imperial
La embajada de Estados Unidos ha sido el actor central detrás de las operaciones de manipulación política en Honduras desde el golpe de 2009.
• Ha mantenido una relación directa con el COHEP y las élites empresariales para garantizar la estabilidad del modelo neoliberal.
• Ha operado como un canal de financiamiento para medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales y sectores políticos afines a la agenda imperial.
• El respaldo político y diplomático a las Fuerzas Armadas ha servido como un mecanismo de control para garantizar la subordinación estratégica de Honduras a la estructura militar y política de Estados Unidos.
En el caso de las primarias:
1. La embajada facilitó la coordinación entre el Partido Nacional y sectores empresariales para garantizar que las empresas privadas contratadas para el transporte de urnas tuvieran vínculos directos con la oposición.
2. La narrativa de fraude fue amplificada inmediatamente por medios internacionales alineados con la política exterior estadounidense, con el objetivo de sembrar dudas sobre la legitimidad del proceso.
3. La respuesta del Consejo Nacional Electoral (CNE) fue ambigua y controlada, reflejando una clara presión política desde sectores externos para evitar una investigación directa sobre los hechos.
El sabotaje no fue espontáneo; fue estratégico.
• La operación fue diseñada para desestabilizar el proceso electoral y preparar el terreno para una crisis institucional en las elecciones generales de noviembre.
• Si Libre gana en noviembre, la narrativa de fraude ya estará instalada, proporcionando la justificación política para una posible intervención externa o para un golpe institucional respaldado por las Fuerzas Armadas.
3. La ultraderecha rencorosa como ejecutora local
La embajada no operó sola. La ultraderecha hondureña —representada por el COHEP, el Partido Nacional y sectores de las Fuerzas Armadas— fue la responsable de ejecutar el sabotaje.
Los actores clave fueron:
• COHEP – Coordinó la financiación y la logística para garantizar el control sobre el transporte de las urnas.
• Partido Nacional – Aseguró que los operadores políticos y los funcionarios del CNE facilitaran la alteración del proceso electoral.
• Sectores de las Fuerzas Armadas – Permitiendo que las irregularidades ocurrieran para generar una percepción de caos e incompetencia.
Objetivo:
• Erosionaron la credibilidad del CNE.
• Dañaron la legitimidad del proceso electoral.
• Prepararon el escenario para una narrativa de fraude en noviembre.
4. En 1980 mi padre ya lo había advertido
En 1980, mi padre, Fidel Martínez, escribió una obra política magistral que nos dice lo siguiente:
“Martínez deja claro que la relación entre Honduras y Estados Unidos no es simplemente económica o diplomática, sino que está cimentada en una estructura de dominación política y militar que garantiza el sometimiento de las élites locales a los intereses imperialistas. Esta dinámica de control y castigo explica la respuesta violenta y estratégica ante cualquier intento de autodeterminación o cambio estructural en el país.”
El sabotaje que presenciamos en las primarias es una confirmación de este análisis. Lo que ocurrió no fue un acto de incompetencia ni una falla aislada; fue una operación estructural diseñada para reafirmar la hegemonía política y militar que Washington ha mantenido sobre Honduras por más de un siglo.
5. ¿Cuál debe ser la respuesta de Libre y el gobierno de Xiomara Castro?
1. Restaurar el control sobre el proceso electoral devolviendo la responsabilidad del transporte de urnas a las Fuerzas Armadas, pero bajo un marco de supervisión independiente.
2. Identificar y sancionar a las empresas privadas vinculadas al sabotaje electoral.
3. Establecer un sistema de monitoreo en tiempo real de las operaciones electorales, con participación de observadores internacionales no alineados con Estados Unidos.
4. Reforzar la independencia política de las Fuerzas Armadas mediante un proceso de reforma interna y depuración de oficiales vinculados a la estructura imperial.
5. Preparar una respuesta política contundente en caso de que la narrativa de fraude sea utilizada en noviembre para justificar una intervención externa o un golpe institucional
Conclusión: El imperialismo no perdona, pero el pueblo hondureño tampoco Los muros de Tegucigalpa tampoco olvidan. Fidel Martínez y Tomás Nativí siguen vivos en el corazón del pueblo hondureño. Sus sueños truncados son ahora nuestros sueños, y su lucha inconclusa es nuestra causa. Ahora somos su siembra, la semilla que ellos plantaron en tiempos de represión y oscuridad. Esa semilla germina hoy en las calles, en la resistencia popular y en el clamor por justicia. Nuestra victoria será el fruto inevitable de esa siembra que ellos dejaron en nuestra historia y en nuestra memoria.