Por: Alex Palencia.
Hablar de Karl Marx y su filosofía sobre economía política y sus aportes a la humanidad siempre es una gran responsabilidad, pues, nosotros como pinches mortales no podemos más, que medio entender lo que este estudioso nos quiso explicar, sabemos que hay expertos en la materia, quienes dedican gran parte de su vida al estudio del marxismo, y otros que también consagran su vida a desvirtuar o contradecir, lo que Marx planteo.
La verdad, hay que empezar por entender que el materialismo dialectico, no es precisamente una ideología como tal, como muchos piensan, es un método de interpretación filosófica, que sirve para interpretar la realidad, pero ese tema lo dejaremos para que lo expliquen los filósofos, nosotros, sin ser o pretender ser economista o algo parecido, hablaremos un poco de la crítica de Marx al sistema del modelo económico Capitalista.
En ese sentido Marx parte de su análisis del estudio de la MERCANCIA, el cual pudo realizar gracias a que este, hace un estudio a la teoría del valor, desde la comunidad primitiva, donde la recolección y producción de alimentos, eran utilizados para el autoconsumo, teniendo así los productos un valor de uso. Según Marx con el avance de las civilizaciones, y al producirse más de lo que se consume en un determinado lugar, el valor de uso se convierte en “valor de cambio”. O sea, puedo cambiar esto que me sobra, por otro aquello que me hace falta.
Y es así nace el “trueque”, como un proceso natural de intercambio de productos.
A ese producto que sirve para el intercambio, es a lo que éste llama Mercancía.
Con la Mercancía aparece la necesidad de crear un patrón o un estándar de cambio, y nace el dinero; obviamente para llegar a el fue un proceso largo, por el que se pasó, antes de intercambiar, primero “sal” por cualquier producto, hasta llegar al intercambio de ese producto, por oro.
Y no se paró de encontrar un valor de cambio, hasta terminar con el intangible simbolismo del papel moneda – el cual es una verdadera ilusión − Vos me das ese saco de patatas, y yo te doy estos papeles, los cuales podes intercambiar, por un par de arados, para que puedas trabajar la tierra, por decir algo; aquí Marx presenta el primer problema.
¿Qué determina el valor de esos dos productos diferentes?
Según Marx, la cantidad de trabajo en producir el saco de patas el que determina su valor, al igual; es la cantidad de tiempo de trabajo en construir el arado el que determina, cuánto cuesta el arado.
Así se determina que esa cantidad de trabajo, es la que le confería valor a las cosas.
El empleador o capitalista, al apropiarse de la mano de obra del obrero, genera una acumulación de capital, mediante el valor agregado, a lo que Marx llama “Plusvalía”. O sea el excedente de lo que realmente cuesta producir algo, la ganancia neta dirían otros ahora.
Ganancia que se obtiene gracias a que, el empleador no paga lo que realmente le cuesta al trabajador producir ese algo.
De esto Marx saca otra conclusión: el capitalista o empleador necesita un “Capital Constante” para obtener los insumos de la producción, a la vez necesita un “Capital Variable”, para con este, pagarle al trabajador por su mano de obra o trabajo, la cual le generara ganancias o “Plusvalía”.
De esa forma el capitalista lleva al mercado el producto para venderlo, adquiriendo una mayor cantidad de dinero de lo que invirtió para producir en ese producto que vende.
Este planteamiento está más que claro que el agua de las honduras.
Este tipo de relación: empleador, obrero y comprador, fue lo creo todo el conflicto, que termino, por una parte en la acumulación de recursos o riqueza, por parte del empleador o capitalista, por otro lado la enajenación de la mano de obra, al ser mal pagado el tiempo o hora de trabajo, y por último; el pago excesivo de quien compra, el cual paga dos y tres veces más, de lo que realmente vale ese algo que compra.
A través de Marx llegamos a la conclusión, que el grave problema que hoy sufre la humanidad se llama CAPITALISMO, el cual en más de 300 años, de artilugios de conceptos económicos y falsas expectativas para quien realmente produce la riqueza con el sudor de su frente, que es el trabajador, que genera con sus callozas manos el gran exedente con el cual se queda el capitalista.
Esto es lo que al final ha llevado al estado de calamidad en que hoy se encuentra la humanidad dentro del submundo capitalista occidental, donde más de 3,500 millones de personas, viven con menos de dos dólares diarios, y 1,600 millones de seres humanos, con menos de un dólar diario.
Y para tener una idea de la nefasta acumulación de la riqueza promocionada por el capitalismo, miremos como los 84 millonarios más ricos del planeta, tienen más dineros juntos, de lo que produce la economía más industrializada de la tierra actualmente, y que tiene más de 1,300 millones de habitantes.
Esta acumulación desmesurada de riqueza ha sido un proceso de explotación de la fuerzas de trabajo de millones de obreros y obreras en el mundo. Además del saqueo indiscriminado que el capitalismo ha hecho históricamente de los recursos de los países de la periferia o llamados del tercer mundo, donde los pueblos no han podido luchar por defender su fuerza de trabajo y sus recurso naturales, pues, los monopolios y oligopolios extranjeros, asociados a las oligarquías nacionales, han conspirado contra esos pueblos; organizando a las sociedades, en supuestas democracias representativas, hechas a la medida para la implementación y explotación del modelo económico capitalista.
Capitalismo que a través del tiempo, se maquilla cambiando de nombre y apellido, ayer fue desarrollo burgués, después liberalismo empresarial, luego neoliberalismo o libre comercio. Y hoy brega impunemente por el planeta tierra, con el prefijo de globalización.
Para ello el nefasto capitalismo ha creado organismo que manejan, manipulan y coordinan la economía mundial, como ser: FMI (Fondo Monetario internacional), Banco Mundial, y la OMC (Organización Mundial del Comercio). Estas con sus dependencias, que van desde: instituciones políticas, sociales, educativas, culturales y religiosas. Se encargan a nivel mundial de dictar las pautas de cómo se moverá el mundo.
Para ello echan andar toda su maquinaria institucional en los diferentes países, y cuando eso no funcionan entran en acción los ejércitos, que han sido creados con el fin de poder a través de la guerra y la fuerza bruta, encausar a esos pueblos, siempre bajo los mismos intereses capitalista, de apropiarse de la fuerza de trabajo, para la generación, explotación y acumulación de la riqueza del planeta, en perjuicio de millones de seres humanos, que desconociendo a Marx, ni siquiera sospechan de donde se generan sus infames realidades.