jueves, diciembre 12, 2024
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El COVID-19 y la Salud Mental  

Por Claudia Sánchez

Desde que la epidemia del coronavirus empezara en China en 2020, las personas se han visto obligadas a permanecer en cuarentena. Y ahora que los casos empiezan a aumentar en los rebrotes en el mundo, habrá que sumarse a medidas extremas. La cuarentena se considera a la separación y restricción de movimientos de personas que estuvieron expuestas a una enfermedad infecciosa, pero que no todas tienen síntomas y se logran observar si desarrollan la enfermedad. Ha alterado las formas habituales de convivir y no estábamos preparados social y emocionalmente.

El mundo se enfrenta ahora a una emergencia sanitaria global sin precedentes, ocasionada por la pandemia del coronavirus que causa la enfermedad del (COVID-19); esta pandemia ha afectado gravemente y sigue poniendo en riesgo la vida de millones de personas en el mundo.

El Coronavirus; es el causante de las enfermedades respiratorias leves como: el resfriado común, y graves: en el año 2003 aparece SAR Síndrome Agudo Respiratoria severo, en el 2012 MERS Síndrome Respiratoria de Medio Oriente y en el 2019 el COVID-19. Se transmite por contacto: respiratoria con persona infectada, cuando tose o estornuda, por medio de las goticulas de saliva o secreción nasal, demás secreciones y objetos contaminados. Síntomas fiebre, dolor de cabeza, diarreas, problemas gástricos, tos seca, estornudos dificultad para respirar y dolor muscular general.

Prevenir el contagio: no se exponga en espacios públicos sin medidas de bioseguridad, no se acerque a focos infectocontagiosos como centros de salud, reuniones o eventos, no realice viajes internacionales o infórmese de las medidas sanitarias del país receptor antes y después de viajar, evite el contacto con personas con infecciones respiratorias, lávese las manos con frecuencia, mantenga la higiene corporal y de superficies compartidas, evite ir de visitar establecimientos de salud y avise si está infectado.

El gobierno hondureño declaró estado de emergencia sanitaria en todo el territorio nacional mediante Decreto Ejecutivo PCM-005-2020, publicado en diario oficial La Gaceta El 10 de febrero del presente año. El 11 de marzo se confirmó los primeros dos casos de coronavirus en Honduras.

EL CUIDADO DE LA SALUD MENTAL  

 

El COVID-19 es una enfermedad que ha generado diversos efectos en la sociedad actual. Más allá de las manifestaciones respiratorias que lo caracterizan, el denominado “Coronavirus”, constituye un factor generador de malestar y sufrimiento para muchas personas a nivel mundial.

Por su alto poder pernicioso, el coronavirus amenaza con modificar lo que hasta ahora se había construido como sociedad, alterar el bienestar, generar pérdidas importantes y afectar la salud humana y que ha generado tantas muertes. Situación que ha hecho a la humanidad vivir en un estado de crisis, además, por la forma tan imprevisible como llegó, lo que reduce las expectativas de mejora de la situación actual, ante las limitaciones que tiene el mundo para hacerle frente.

Los padecimientos psicológicos más comunes están el miedo, la soledad, la ansiedad y la depresión como consecuencia del COVID-19, las personas no pueden estar con sus seres queridos, hogares ni trabajo. Los factores que estresan en aislamiento es no conocer cuánto ira a durar la cuarentena, temores, infectarse, frustración, aburrimiento, suministros o información inadecuados, posibles pérdidas financieras y que al salir contagiados/as, se queden con el estigma de la enfermedad.

Por lo anterior, es necesario establecer estrategias para cuidar la salud mental de una sociedad en crisis que se está enfrentando a un enemigo desconocido, discapacitante y probablemente letal. De modo que se potencien las capacidades humanas para afrontar esta inusitada situación y se minimicen los efectos negativos…   

La Emergencia Sanitaria por coronavirus (COVID-19) es un problema de salud pública mundial que invita al reconocimiento de la Salud Mental desde su integralidad y su relación indiscutible con el desarrollo humano (Vikram Patel, 2020). Aprendizajes obtenidos de experiencias similares en el siglo XXI, como lo es el brote de causado por el virus SARS Corona (SARS-CoV) y la pandemia de H1N1/09.

Ciertamente, eventos críticos tienen consecuencias psicológicas importantes cuyo desarrollo y evolución guardan relación con la intensidad y duración de la situación de crisis. A medida que aumenta la percepción de amenaza y en ausencia de habilidades para afrontar la preocupación, las personas pueden experimentar estrés, ansiedad, depresión, alteraciones de la conducta, incremento del uso de sustancias psicoactivas (primordialmente alcohol) e incluso pánico.

Por lo cual, la situación actual representa un reto, pero también una ventana de oportunidad para fortalecer las habilidades de afrontamiento y de adaptación, los lazos sociales, las capacidades individuales, colectivas y poblacionales de transformación ante la adversidad con solidaridad, resiliencia y altruismo, y prevención del estigma y discriminación de las personas sospechosas o confirmadas con infección por COVID – 19, sus familias y cuidadores. 

Tal como ocurre en situaciones de desastre, la pandemia por coronavirus representa un evento estresante para la mayoría de las personas (Norris, 2005). El miedo y la tensión asociado a una enfermedad poco conocida pueden resultar abrumadores; más si a ello se suma la cantidad de información a la que están expuestas las personas en la actualidad y el efecto de distorsión que muchas veces generan diversos medios y actores (CDC, 2020).

Es así que, aunque cada persona responde de forma diferente al estrés, es de suma importancia fortalecer las capacidades de los individuos y grupos, para afrontar el evento crítico; particularmente entre las personas más vulnerables como son los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas que están en mayor riesgo, niñas, niños, adolescentes y jóvenes cuyas rutinas y de interacción con pares han sido interrumpidas, personal de equipos de respuesta y aquellas que presentan trastornos mentales.

Con base en la experiencia de la comunidad científica en el análisis de los brotes pandémicos, se han identificado diferentes respuestas en salud mental, incluyendo:

  1. Carga de salud mental para los trabajadores de la salud (Chan, 2004).
  2. Secuelas neuropsiquiátricas entre los sobrevivientes.
  3. Contagio conductual y epidemiología emocional (Ofri, 2009).
  4. Dificultades en la prestación de los servicios.
  5. Aislamiento prolongado y la separación de las familias y su comunidad.

 Es bien sabido que el distanciamiento social representa una de las mejores estrategias frente a una pandemia de este tipo, sin embargo, también se sabe que esto afecta la salud mental. Por eso, es relevante el fortalecimiento de las redes sociales y comunitarias de apoyo, ya que este tipo de circunstancias estresantes, estimula en las personas la búsqueda de compañía, particularmente si existe afinidad con respecto a la percepción de la situación (Douglas, Douglas, Harrigan & Douglas, 2009).

En este contexto, las comunidades y grupos sociales, las instituciones educativas y los prestadores de servicios de salud pueden apalancarse en los medios virtuales para constituir redes de apoyo mediante las cuales sea posible aumentar la capacidad de afrontamiento de las personas e incrementar sus percepciones de seguridad.

 

ELEMENTOS A CONSIDERAR EN EL MANEJO DE LAS CONDICIONES PRIORITARIAS SEGÚN LA SITUACIÓN IDENTIFICADA.

– Utilizar habilidades de comunicación eficaces; Mostrarse cordial y utilizar el lenguaje apropiado en el trato con niños, niñas y adolescentes. Escuchar activamente y mostrarse comprensivo/a y sensible. Permitir hablar sin interrupción, mostrarse paciente y pedir aclaración cuando algo no es claro. Particularmente con adolescentes, trasmitir que se está comprendiendo sentimientos y la situación descrita. No juzgar las conductas descritas por el consultante. Mantenerse tranquilo/a y paciente. Sintetizar y esclarecer los comentarios realizados. Resumir y enfatizar los aspectos clave. Mostrar especial sensibilidad cuando se trate temas álgidos y difíciles, enfatizar en la confidencialidad y Reconocer lo difícil que puede resultar para el niño, niña o adolescente revelar información.

– Normalizar y validar las reacciones experimentadas por el niño, niña o adolescente en el contexto de la situación expresada.

– Comunicar que las reacciones experimentadas son comprensibles y que no significan pérdida de la razón o que se es débil.

 – Ofrecer primeros auxilios psicológicos (Escucha activa, permitir los silencios, centrarse en las necesidades y preocupaciones más apremiantes, ayudar al niño, niña o adolescente a conectarse con servicios extras disponibles, algún miembro de la familia de mayor confianza, con psicólogo/a escolar y con información sobre cómo llegar a estas ayudas.

– Realizar todos los esfuerzos para proteger al niño, niña o adolescente de otros daños.

– Ayudar al niño, niña o adolescente a identificar y fortalecer los métodos positivos para enfrentar la situación y las fuentes de apoyo social.

– Apoyar al niño, niña o adolescente en la adquisición de habilidades para; reconocer las respuestas fisiológicas que se experimentan con las emociones, reconocer el papel del auto verbalizaciones y su relación con los sentimientos, utilizar habilidades de solución de problemas para modificar sus autos verbalizaciones y promover su afrontamiento y para la autoevaluación y el reforzamiento.

– Apoyar en la adquisición de habilidades sociales y en proceso de reestructuración cognitiva.

 – Ayudar a resolver los conflictos inherentes a la separación y facilitar la superación de las etapas necesarias para elaborar la pérdida (Aceptar la realidad de la pérdida, experimentar el dolor de la aflicción, adaptarse a un medio socialmente modificado por la ausencia de la persona fallecida y seguramente la asunción de nuevos roles y distanciarse de la relación emocional sostenida con la persona fallecida y así emplear esta energía en otras relaciones afectivas.

– Explicar que los problemas asociados al consumo de sustancias psicoactivas pueden ser tratados eficazmente, motive a acceder a tratamiento. Recurrir de considerarse viable, a técnicas derivadas de la intervención breve (suministrar información acerca de los efectos del alcohol y otras sustancias sobre la salud y la interacción social y el proyecto de vida, promover cambios en el entorno y en las actividades del y la adolescente en lugar de concentrase en la conducta de consumo, promover el involucramiento en actividades propias del entorno educativo, la participación en actividades grupales seguras y que faciliten el desarrollo de las habilidades del y la adolescente y su aporte a la comunidad, identificando aquellas actividades que sean de su interés. Evidenciar las posibles contradicciones en 39 que incurra el o la adolescente y poner en tela de juicio las creencias falsas, sin juzgamientos ni discusiones).

– Investigar las razones que le asisten al niño, niña o adolescente para mantenerse vivo/a, enfatizar en los puntos fuertes y motivar a hablar sobre la forma cómo otros problemas en el pasado han sido resueltos. Motivar para auto restricción del acceso a cualquier posible medio de autolesión (plaguicidas, medicamentos, cuchillos, etc.), recomendar la búsqueda de ayuda ante la presencia futura de pensamientos de autolesión, recomendar hablar de suicidio sin temor a que éste se precipite.

– Realizar acciones psicoeducativas para favorecer la realización de actividades que contribuyan a eliminar o reducir los déficits de atención y las dificultades de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes hiperactivos, apoyar para identificar y modificar comportamientos característicos y capacitar para ejercer control sobre su propia conducta y apoyar el desarrollo habilidades y estrategias que resultan ser más adecuadas y posibles de aplicar en la cotidianidad.

CONSIDERACIONES ÉTICAS

Los paradigmas sobre la infancia y la adolescencia y en particular el de la tutela y el de la protección integral de derechos, configuran la lógica de la consideración ética en la atención en salud mental, como en otras modalidades de atención, con niños, niñas y adolescentes.

 Reconociendo esta premisa y partiendo de la comprensión de la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja e interactúa de forma productiva y fructífera y aporta a su comunidad, el trabajo con niños, niñas y adolescentes deberá hacer énfasis en el fortalecimiento de aspectos del desarrollo, como el sentido de la identidad, la capacidad para gestionar los pensamientos y las emociones, así como el establecimiento de relaciones sociales y la aptitud para aprender y participar activamente en la sociedad. 

Para el caso concreto de la atención en salud mental de niños, niñas y adolescentes debe reconocerse que, aunque este trabajo pareciese inofensivo y que no representa mayores riesgos, esto no resulta cierto. En especial, la entrevista como método de intervención con esta población queda sujeta a la ética de las relaciones humanas. Algunos aspectos propios de la entrevista y de la interacción entrevistado rentrevistado no pueden dejar de ser respetados, eligiéndose siempre la manera más adecuada de proceder a las preguntas. No obstante, por constituirse en una parte esencial de la interacción, algunas preguntas, aunque delicadas, no pueden ser dejadas de lado, y eso requerirá una postura ética irreprochable por parte de quienes brindan el servicio.

Dicho lo anterior y en el contexto de la prestación del servicio de atención en salud mental telefónica a niños, niñas y adolescentes, cada profesional que atiende a esta población deberá tener presente las siguientes consideraciones, entre otras:

– Asegurar el cumplimiento a cabalidad del código deontológico establecido para cada profesión. Aquí, se hace especial énfasis en el cumplimiento de los principios de NO maleficencia, beneficencia y prudencia. En este último, ha de tenerse claro que aun siendo obvio la presencia de un trastorno, se deberá actuar con cautela y no hacer afirmaciones al respecto. Lo anterior, es aplicable también, en lo referente a pronósticos tanto malos como buenos.

– Garantizar la confidencialidad y resguardo de la identidad, así como de la información generada de la interacción. Este aspecto es especialmente crucial en el trabajo con adolescentes. Esto deberá dejarse claro desde el inicio de la interacción.

– Hacerse consciente de sus propios sentimientos, prejuicios, valores y expectativas, que pueden constituirse en fuente de sesgo.

– Apropiarse de los conceptos de niñez y adolescencia que han sido incorporados en el ordenamiento legal Honduras no.

– Garantizar una interacción contextualizada tomando en cuenta el entorno socio-cultural de la historia, demandas y expectativas de cada niño, niña y adolescente que consulta y

– Realizar y retroalimentación contingente y constate durante la interacción.

 

EL IMPACTO PSICOLÓGICO DE LA CUARENTENA

La pandemia de la COVID-19 probablemente ha cambiado mucho la manera en que se vive la vida, y con esto ha traído incertidumbre, rutinas diarias alteradas, presiones económicas, y aislamiento social. El estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. Todos reaccionamos de manera diferente ante situaciones difíciles, y es normal sentirse estresado y preocupado durante una crisis.

Pero los desafíos diarios múltiples, como los efectos de la pandemia de COVID-19, pueden afectarte más allá de tu capacidad de afrontamiento. Por lo que decidimos  como grupo realizar este proyecto enfocándonos en los problemas psicológicos que causa la cuarentena en nuestro país plateándonos la siguiente pregunta.

¿Cuáles son algunos de las señales de que nuestras habilidades de afrontamiento que se están volviendo duras y nuestras ansiedades pueden volverse oscuras y más peligrosas?; Podemos mencionar la Falta de sueño, Enfocarse en las malas noticias, Pérdida de interés y placer, Impotencia o ansiedad paralizante y los Pensamientos de suicidio.

Estresores durante la cuarentena: Duración de la cuarentena, Miedo a la infección, Frustración y aburrimiento, Suministros inadecuados e Información inadecuada 

Las personas en cuarentena son significativamente más propensas a informar de agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con pacientes contagiados, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, deterioro del desempeño laboral y rechazo al trabajo o consideración de renuncia.

Entre las personas que han sido puestas en cuarentena, hay una alta prevalencia de síntomas de angustia y problemas psicológicos. Los estudios informan sobre síntomas psicológicos generales, trastornos emocionales, depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira y agotamiento emocional. El bajo estado de ánimo y la irritabilidad destacan por tener una elevada prevalencia.

  • Aquellos/as que se encuentran en cuarentena por haber estado en contacto cercano con un caso confirmado, expresan sentimientos negativos durante el período de cuarentena: temor, nerviosismo, tristeza y culpabilidad. Son pocos/as los que informan de sentimientos positivos: un bajo porcentaje habla de sentimientos de felicidad y de alivio.
  • Los/as trabajadores/as de la salud que han sido puestos en cuarentena presentan síntomas más graves de estrés postraumático que el resto de la sociedad general y sienten una mayor estigmatización, exhiben más conductas de evitación después de la cuarentena, informan de una mayor pérdida de ingresos y están más afectados psicológicamente: presentan más sentimientos de enfado, molestia, miedo, frustración, culpa, impotencia, aislamiento, soledad, nerviosismo, tristeza, preocupación, y se sienten menos felices.

Qué tipo de problemas psicológicos pueden padecer las y los hijos de las privadas de libertad:

  • Un mayor número de rabietas y desobediencia. No hacer lo que le pedimos e incluso responder de mala forma.
  • La falta de su rutina habitual puede dar lugar a cambio de humor y aumentar las peleas entre los hermanos.
  • Los niños que son más sensibles suelen sentirse muy abrumados por los estímulos, por los cambios repentinos y sobre todo, por la angustia emocional de los demás. Este tipo de niños pueden llorar más a menudo y llegar a experimentar alteraciones del sueño como terrores nocturnos o pesadillas.
  • Los niños con un temperamento difícil suelen tener problemas para aceptar las instrucciones y las normas que se le dan y poseen una mayor tendencia a responder de malas formas. Este tipo de niños experimentarán una mayor rebeldía ante la cuarentena, además de cambios de humor y aburrimiento.

 Las consecuencias secundarias del distanciamiento social pueden aumentar el riesgo de suicidio. Es importante considerar los cambios en una variedad de factores de riesgo económicos, psicosociales y relacionados con la salud como: Estrés laboral y/o económico, Aislamiento social, Disminución del acceso a apoyo comunitario y religioso, Barreras para el tratamiento de la salud mental. Podemos ver que el estrés y la ansiedad son dos síntomas que van de la mano, causantes de mucho problemas psicosomáticos, la minoría expresa que esta cuarentena si los puede llevar al suicidio

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