Por: Víctor Manuel Ramos
Venezuela Bolivariana ha descubierto y neutralizado un complot golpista que se organizaba en Colombia, en la frontera con Venezuela, patrocinado por Los Estados Unidos de América, por Iván Duque y por Juan Guaidó, actores todos que firmaron el contrato que autorizaba la compra de armas por un monto de 500 millones de dólares, armas que fueron incautadas en Santa Marta, un puerto en el Caribe Colombiano. Clíver Alcalá, un militar venezolano renegado, quien sería la cabeza castrense del putsh, en declaraciones públicas afirmó, que tras la organización del golpe de Estado estaban Los Estados Unidos, el presidente de Colombia y el títere Juan Guaidó. ¡Los Estados Unidos firmando contratos para realizar golpes de Estado: vaya papelazo el de Trump!
Frustrado, nuevamente Trump, en su obsesión patológica de derribar a Maduro, a como dé lugar, y consciente de que la desarticulación del golpe de Estado pone en evidencia la participación traidora de Juan Guaidó y lo coloca como autor de un delito de conspiración en Venezuela –el Fiscal General de Venezuela ha anunciado una investigación para determinar la responsabilidad de Juanito-, Trump ha ordenado a su Fiscal General Milliam Barr -digo su fiscal porque Trump lo nombra y puede destituirlo, es su subordinado- para que acuse a la dirigencia del Estado Bolivariano de Venezuela de narcoterrorismo, tráfico de armas y corrupción. Además, ha puesto precio a las cabezas de los dirigentes venezolanos: 15 millones para quien informe sobre Maduro y 10 millones por información del paradero de cada uno del resto de los acusados. Todo esto, muy a pesar de que Trump sabe perfectamente en donde localizar a Maduro y a los demás: al primero en el Palacio de Miraflores de Caracas.
Los cálculos de Trump: si Maduro encarcela a Guaidó, nosotros invadimos Venezuela y capturamos a Maduro y a la dirigencia del país. Las respuestas nos se han hecho esperar: Maduro ha rechazado categóricamente las acusaciones y las Fuerzas Armadas Bolivarianas han jurado nuevamente su lealtad al presidente y a la patria. “Los militares venezolanos no son mercenarios a la orden de ninguna potencia extranjera. La Fuerza Armada es un cuerpo valiente, monolíticamente unido para defender a Venezuela de enemigos internos y externos”, ha sentenciado el documento de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. El pronunciamiento hace notar que las acusaciones de Estados Unidos ocurren días después de que las autoridades venezolanas informaran haber detectado un plan golpista contra Maduro, que estaba tramándose desde Colombia.
Por su parte, el ciudadano venezolano Vladimir Adrianza ha afirmado: “Venezuela Bolivariana ha descubierto un complot militar urdido en Colombia, patrocinado por Los Estados Unidos de América EE.UU. Después de intentar diferentes métodos contra el Gobierno de Caracas, desde el golpe de Estado clásico hasta la guerra no convencional, ahora intenta ponerle precio a la cabeza del presidente y de altos funcionarios al estilo, no de los vaqueros del viejo oeste, sino de los cuatreros que robaban ganado de esa época.”
El respaldo internacional a Maduro y los reproches a Trump no han tardado. Así se expresó María Zarajova, portavoz del Ministerio Ruso de Relaciones Exteriores: “De acuerdo con la portavoz rusa, el Departamento de Justicia de Estados Unidos sigue las instrucciones de derrocar a las autoridades legítimas venezolanas, por lo que ha confirmado que Rusia, ante tal agresión, seguirá prestando ayuda a Caracas, sobre todo, en el proceso de normalización de la situación sanitaria y epidemiológica.” De acuerdo con la portavoz rusa, el Departamento de Justicia de Estados Unidos sigue las instrucciones de derrocar a las autoridades legítimas venezolanas, por lo que ha confirmado que Rusia, ante tal agresión, seguirá prestando ayuda a Caracas, según Hispán TV.
Fueron, precisamente, Los Estados Unidos quienes comenzaron a utilizar el tráfico de drogas como complemento para financiar sus actividades subversivas en contra de Nicaragua Sandinista, mediante el apoyo a la “contra” y, no deja de ser tremendamente visible que sea a Maduro a quien se acusa de narcotráfico cuando es Colombia la que produce 1200 toneladas de cocaína con destino a Los Estados Unidos, que Colombia aporta el 95% de la droga consumida en USA, que Colombia no evita que la droga salga hacia yankilandia, que sea colombiano un submarino con 3 toneladas de cocaína confiscado en aguas españolas, que se hayan encontrado 3 laboratorios de coca en las propiedades del embajador de Uribe en Uruguay, que la Fiscalía de Colombia relacione a Uribe con el Chapo Guzmán, y que se haya estrellado en Honduras un avión cargado de droga proveniente de Colombia. Con estas evidencias, queda claro quienes son realmente los dedicados al narcotráfico. Justamente es Juan Guaidó quien apareció retratado, con motivo de su participación en Colombia en el plan destinado a meter en Venezuela un caballo de Troya con el pretexto de transportar ayuda humanitaria. En esa ocasión Guaidó se retrató con personeros de Los Rastrojos, una de las organizaciones ligadas al narcotráfico y al sicariato paramilitar en Colombia. ¿Quiénes son realmente los narcotraficantes? ¿Habrá una recompensa por el presidente de Honduras, señalado varias veces en una Corte de Nueva York por suponerlo ligado a narcotraficantes?
Si de tráfico de armas hablamos, pues las evidencias señalan a Juan Guaidó, a Clíver Alcalá y a los asesores norteamericanos, implicados en la compra de 500 millones en armas para ejecutar un golpe de Estado en Venezuela, con el apoyo del gobierno de Colombia. Y, en lo referente a la corrupción, es precisamente Juan Guaidó y sus personeros en Colombia quienes están en investigación por el desvío millonario de dólares destinados a ayuda humanitaria a los venezolanos.
Lo que más asombra es que Trump y su secretario de Estado pretenden manipular la justicia norteamericana, a los jueces y a la Suprema Corte, en última instancia en una manipulación política sucia, fundada en mentiras y prepotencia imperial. Esto pone en entredicho a la justicia norteamericana.
Es indudable que, con estas acusaciones, Míster Trump, con la ayuda de su mequetrefe presidente de Colombia y su ministro de Colonias, Almagro, quiera justificar, con el pretexto de capturar a fugitivos, protagonizar una invasión a Venezuela. Esta experiencia ya la ejecutaron hace 20 años en Panamá, en donde, con el pretexto mentiroso de capturar a Noriega, protagonizaron una sangrienta invasión que destruyó a ese país y produjo no menos de 10000 muertes en el barrio El Chorrillo. En esa ocasión se apoyaron los gringos en la acusación de que Noriega era narcotraficante. Es posible que eso sea cierto, pero realmente la razón por la cual lo apresan es porque el militar panameño se negó a restituir el canal de Panamá al dominio norteamericano, como pensaron que ocurriría tras el asesinato de Torrijos, ejecutado, según Chuchú Martínez, por la CIA. La propaganda norteamericana ha impuesto la verdad sospechosa de que se trató de la captura de un narcotraficante y así piensan muchos panameños a quienes incluso se les pretende borrar de su recuerdo histórico, la figura egregia y heroica de Omar Torrijos.
Sin embargo, tanto Maduro como las Fuerzas Armadas Bolivarianas y el pueblo venezolano mayoritariamente han advertido a Trump de que están preparados para enfrentar con ardor patriótico y con heroísmo cualquier invasión, y que los invasores saldrán con la cola chamuscada.
Aunque aún no lo he confirmado, pero acabo de enterarme de que Los Estados Unidos también puso precio a la cabeza de Clíver Alcalá, personaje que se ha entregado, muy a pesar de que toda su actividad insurreccional la realizaba en Colombia, con el respaldo del gobierno de Colombia y la venia de Los Estados Unidos. Lo más seguro es que quieren que este traidor actúe como testigo en contra de los dirigentes venezolanos y así perdonarle, desvergonzadamente, los delitos de los que se le pudiera acusar.
Por último, es importante señalar que Maduro ha manejado magníficamente la epidemia del Coronavirus, a tal grado que ha recibido el elogio de la OMS y su cooperación es solicitada por varios Estados. Guaidó ha querido aprovechar esta circunstancia para pedir la intervención norteamericana y para plantar una situación totalmente salida de control ha inventado casos y muerte relacionadas con esta pandemia. Pero al joven Juanito, pareciera que siempre el tiro le sale por la culata. Y lo mismo pasará a Trump y su amado