martes, octubre 8, 2024
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El trastorno mental desde el poder

Por: Carlos Méndez

Ese día, bajo un sol benevolente, la muchedumbre que llegó con disciplina cariista al estadio, retumbó y bramó con su ¡si se pudo! estremecedor. El Elegido con una sonrisa peligrosa puso su mano en la  Biblia para jurar ante Dios y la patria su embuste guionizado . El jefe de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor, peruano, dejó de asistir al acto “en protesta por el descaro de los congresistas afines al ungido que pretendieron decretar una ley que prohíbe a ese organismo, investigar a diputados por actos de corrupción, en cuenta al toro mayor del Legislativo. 

Mientras se desarrollaba la ceremonia, el Hombre que maniobró con infamia para ser reelecto en un país cuya Constitución la prohíbe, gritó  en su catilinaria panfletos relámpagos como los siguientes: “Yo les daré una vida mejoor!. ¡A los delincuentes yo les digoo: ¡Se les acaboó la fiestaa”!!!Y la masa atarantada en las graderias de nuevo retumbó llorando de la emoción : ¡Si se pudo! ¡..si se pudo!!

Afuera del Estadio, miles de personas eran gaseadas por la policía por protestar contra el orador principal por su reelección ilegal y por haber llegado allí con un bien estructurado fraude electoral apoyado por la embajada de Estados Unidos y la OEA. Junto al Hombre, el sospechoso pandoro con aliento de guasón, colocó la banda con el escudo nacional sobre la caja torácica, al susodicho que minutos menos, minutos más, había gritado al cielo con aliento perfumado de los valles: !¨de la mano de dios y por la voluntad mayoritaria del pueblo hondureño, ahora soy el nuevo gobernador de Honduraas”!!

Pasado el tiempo de aquella épica ceremonia, la situación ha empeorado para la hondureñidad con resultados desastrosos. Seguimos siendo uno de los países mas pobres y más violentos del mundo.  El más engañado, el más ultrajado y humillado en todas las aristas de la vida cotidiana, sin esconder la maldición de convertir los tres poderes del Estado en una playa clandestina de operaciones para el narcotráfico, según informes de una Corte de Justicia en el sur de New York.  

Esta forma de “gobernar”, según libreto y guión, forma parte de un proyecto político infernal para hacerle mucho daño a la mayoría del pueblo, por tanto, sus ideologos y ejecutores llevan en su sangre, mucha  maldad definida en los niveles que ha alcanzado, como un trastorno mental. El psiquiatra hondureño Dagoberto Espinoza Murra lo define como psicopatía del poder (ver La Tribuna 15.04.018). Murra señala que estos, los ejecutores, operan con mucha villanía, aunque tienen entre otros, los siguientes rasgos: “aunque hábiles socialmente, simpáticos y atrayentes no pueden empatizar ni sentir remordimientos para las personas y los objetos. Estos últimos tienen el mismo valor”. (fin de la cita).

Son mentirosos y cínicos. Priorizan con exagerados recursos financieros para las Fuerzas Armadas y le restan a Educación, Salud y programas sociales para estimular el emprendedurismo y el trabajo y no tiene empacho por hacer discursos mentirosos, sin tocarse los higados; pero además, en otros ángulos, también crean maquiavelicamente condiciones para engendrar descontento y protesta social colectiva para justificar la violencia del manda más.

En Honduras te llevan preso por andar una camiseta con la la leyenda: “Es pa´ fuera que vas” y te vigilan, gasean, torturan y meten preso, por protestar pacíficamente, en cárceles de alta seguridad, junto a criminales de gran calado. Los autores y actores de este circulo de hierro enfermizo, controla el gobierno y está dispuesto a todo; incluso matar a quien se les oponga en el camino, para meter mucho miedo colectivo. Mientras hacen eso, como se ha podido ver, se hincan frente a la Virgen de Suyapa y piden “por la unidad amor y paz de la familia hondureña”; oran por el “bien” en “beneficio” de sus opositores, lo mismo que celebran cultos y oraciones con pastores evangélicos y cardenales del mismo circulo de crueldad, mientras te zampan el puñal por la espalda.

Estos sujetos, hombres y mujeres, ignoran la ley de causa y efecto establecido como principio universal por Socrates, acerca de que, todos nuestros actos de vida, sean positivos o negativos, regresan a nosotros. O sea, que si hacemos el mal no hay nadie que se vaya de este mundo sin pagarla (alguna vez), en los tribunales de justicia, antes que Diosito lindo haga lo suyo cuando nos vayamos al otro mundo.

Los trastornados de poder no lo ignoran pero fingen demencia, esperando ¿a saber qué?

¿Puede usted re significar en manos de quien o quienes, están los destinos del pais?

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