Por: Víctor Manuel Ramos
El Grupo de Lima fue organizado por el gobierno de Trump, con los presidentes de algunos países de América Latina, a los que el Presidente de Perú, en proceso judicial por corrupción, auto llamó, perritos falderos en la alfombra de Trump. El objetivo era sacar, a como diera lugar, al Presidente Maduro Moros, pero el tiro les ha salido por la culata. El bufón del circo es, no podría ser nadie más, el secretario general de la OEA, Almagro, convertido hoy en mandadero de Trump, luego de la traición que cometiera con el sector progresista latinoamericano que le llevó a ese puesto y el saltimbanqui es Guaidó, embarrado en un grosero acto de corrupción.
En el Grupo de Lima, el dueño del circo, mister Trump, aglutinó a los presidentes de las repúblicas americanas que él considera auténticamente democráticas: en el momento de su organización al amparo de la OEA, el presidente de Perú, Pedro Kusinsky, ahora enjuiciado, luego de que se viera obligado a renunciar por corrupción, dirigía a Perú, un país en donde, igual que en otros países que se consideran oasis de paz, el neoliberalismo llevó a un crecimiento desproporcionado a una pequeña elite pero sumió en la miseria la mayoría de los peruanos. Lam prensa mentirosa hizo alarde del crecimiento de Perú como uno de los más importantes de América Latina.
El presidente de Colombia, Iván Duque, mequetrefe de Uribe, el expresidente responsable de muchas masacres por ser el patrocinador de los grupos paramlitares que asolan a los colombianos que viven en los antiguos territorios bajo control de la guerrilla; Duque ha querido desconocer el Tratado de Paz firmado entre las FARC y el gobierno Colombiano y en su régimen se han asesinado a centenas de defensores de los derechos humanos, del medio ambiente y de guerrilleros que se acogieron a las seguridades que les ofrecía el Acuerdo de Paz, muchos de ellos ahora asesinados impunemente. Actualmente el pueblo colombiano está en las calles para exigir un nuevo orden que asegure a los colombianos el bienestar y que consolide la paz. Duque ha respondido, como buen mandatario democrático en alianza con las normas de Trump, con la represión, el asesinato, la persecución y la muerte de los manifestantes. El presidente de Ecuador, el traidor Lenin Moreno, también asediado por las grandes mayorías que no aceptan que el país sea nuevamente entregado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial para endeudar al país a cambio de préstamos que únicamente han traído más carencias a los ecuatorianos.
También los habitantes de Ecuador salieron a las calles para doblarle el brazo a Moeno y dejar sin efecto su ley de reforma a la tributación que imponía más altos costos para la vida sin que tales elevaciones se compensaran en los salarios y con las ofertas de trabajo. El presidente de Guatemala, un payaso que fue encumbrado a la primera magistratura por un pueblo que estaba harto de la tiranía y la corrupción del antiguo presidente, hoy condenado por corrupción y en la cárcel con muchos de sus colaboradores. El actual presidente guatemalteco, Jimy Morales, ha arremetido en contra de la CICIG porque este organismo internacional, creado por exigencia de los guatemaltecos para combatir la corrupción, porque lo tiene señalado como corrupto a él y a algunos de sus parientes cercanos.
En otras palabras se trata de un corrupto que se ampra en su posición de Presidente para escabullir la justicia guatemalteca. El expresidente Varela de Panamá, demagogo que prometió convocar a un proceso constituyente, tal y como lo demandan los panameños y no cumplió. Terminó su mandato totalmente desprestigiado, con el pueblo en las calles en la lucha por mejores condiciones de vida, pues actualmente las mayorías panameñas encaran tremendas dificultades para resolver las necesidades básicas. El presidente de Honduras, electo fraudulentamente y mediante una violación de la Constitución que prohíbe taxativamente su reelección, envuelto en un affaire de narcotráfico por el cual, su hermano Tony Hernández cumple pena en Nueva York luego de un juicio que salpicó la presidencia de Honduras por su relación con capos como El Chapo Guzmán. El presidente Bolsonaro, un imprevisible sicópata derechista, enemigo de la selva amazónica, de los indígenas, de los negros y de las mujeres. Apoyado en los fundamentalistas evangélicos conduce al país a más miseria y violación de los esenciales derechos humanos.
Su ascenso a la presidencia solo fue posible mediante el encarcelamiento de Lula, para que no participara en las elecciones. EL expresidente Macri, de Argentina, derrotado en las urnas por su estrepitoso fracaso con su política neoliberal que condujo a que los argentinos sufrieran hambre. El bocón presidente de El Salvador, Bukele, genuflexo cuando Trump le imparte órdenes, abjuró de la política de no intervención de su predecesor y se sumó mansamente al Grupo de Lima. Por último, el presidente Piñera, el sucesor redivivo del pinochetismo, el que se ufanaba de que Chile es un oasis de paz, ha sacado las garras y ha reprimido, de manera criminal, con su temeraria guardia de Carabineros al pueblo de chileno que le repudia, que le exige su renuncia y que quiere una nueva constitución para echar a la basura la actual heredada del sanguinario y ladronzuelo Augusto Pinochet.
En resumen, el Grupo de Lima está integrado por oscuros personajes que ejercen el mando en sus países pero que son repudiados por sus pueblos, muchos de los cuales están en pie de lucha, desbaratándoles sus planes de ATOSIGAMIENTO A LOS PUEBLOS CON MÁS IMPUESTOS y miseria. Las protestas llevan más de dos meses en Chile; en Colombia el pueblo ha jurado no parar su presión en las calles hasta que haya verdaderas soluciones; en Panamá, la mayoría del pueblo exige en masivas manifestaciones una nueva Constitución; en Ecuador el pueblo derribó las intenciones de Moreno de subir los impuestos y dificultarle más la vida a los pobres que son la mayoría.
Lo insólito para este grupo de fracasados tiranuelos es que ahora se ven fortalecidos, aumentados en su desprestigio, con la llegada de un personaje totalmente nefasto, surgido de los enredos maquiavélicos y criminales patrocinados por Trump y Almagro, más sus vasallos nacionales en contra del gobierno legítimo de Evo Morales y del pueblo, principalmente de los indígenas.
Las credenciales de Janine Áñez cazan perfectamente con los perfiles de los mandatarios aglutinados en el Grupo de Lima: son auténticos dictadores, ponen oídos sordos a los reclamos del pueblo, reprimen hasta con el asesinato y crímenes de lesa humanidad a sus connacionales, persiguen a los opositores, acosan embajadas extranjeras y desconocen el Tratado que ampara la figura del asilo político. Áñez se posesionó de la presidencia de Bolivia de manera fraudulenta: se autoproclamó frente a los militares, principal respaldo del golpe de Estado, ordenó a los militares y a los policías asesinar si era necesario para imponer el orden –su propio orden- sin que tales actos fuesen objeto de investigación judicial –en otras palabras AUTORIZÓ A POLICÍS Y MILITARES PARA ASESINAR A LOS BOLIVIANOS-. Ha desmantelado a las instituciones democráticas, desconoció el triunfo de Evo Morales en las elecciones y ha ordenado la persecución del expresidente. Ha desaparecido a miles de Bolivianos, ha hecho ejecutar masacres y tiene encarcelados a otros miles y pretende desconocer al MAS (Movimiento al Socialismo), el partido político de Evo, porque esa sería la única forma de ganar, en lid justa, las elecciones por parte de los golpistas.
Con estas credenciales de Áñez, el Grupo de Lima ha sumado mas desprestigio en sus filas, mientras el Presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, con el respaldo de su pueblo y de las Fuerzas Armadas Bolivarianas se fortalece y enfrentan el bloqueo y la amenaza de estos delincuentes reunidos en el Grupo de Lima con patriotismo auténticamente revolucionario y Chavista.