Por: Rebeca Becerra
No se trata de exclusión hacia los hombres, no se trata de exclusión de nosotras las mujeres como pensarán, al contrario, se trata que, sustento que la mujer es la llamada a salvar a la humanidad de una destrucción que ya está caminando. La mujer es el equilibrio entre el ser racional y el ser sensible. Es la llamada a dar vida a un Estado equilibrado que permita enaltecer lo humano.
Dice Aleksandra Kollontái «podemos definir que para el sostén del socialismo y el avance de la humanidad hasta su liberación total no bastaría con la abolición de la propiedad privada. Para Kollontái además era necesaria una ‘revolución de la vida cotidiana y de las costumbres’, forjar una ‘nueva concepción del mundo’ y construir una ‘nueva relación entre los sexos’» (https://www.laizquierdadiario.com/Aleksandra-Kollontai-el-amor-y-la-revolucion-sexual).
Para esto las mujeres debemos de plantear una nueva forma de educación, centralizada en lo humano, la cultura y el arte, la racionalidad y la solidaridad, el amor. En pocas palabras Kollontái plantea la aparición de un hombre y una mujer nueva. Pero para esto necesitamos estar, las mujeres, a la vanguardia de los cambios sociales.
Como mujeres ya no podemos seguir sirviendo de escaleras a los hombres en la política, ya no podemos seguir regalando nuestras ideas y nuestro trabajo, siguiendo lineamientos de hombres que solo han logrado guerras y muerte. Regalando nuestro voto a candidatas y candidatos impuestos, para que lleguen al poder a destruir, a corromper, a portarse irracionalmente, faltos de ética y de moral.
Muchos falsos, disfrazados de socialistas o revolucionarios, de patriotas y nacionalistas; falsos líderes y falsos servidores del pueblo que se venden al mejor postor y obstaculizan a los que realmente trabajamos desinteresadamente por el bien del ciudadano y del país. No desdeño a los hombres buenos, humanistas, altruistas porque los hay en cantidad, y qué bueno que los haya, esos son nuestros aliados. Son hombres especiales honestos, capaces de valorar a la mujer.
La mujer, siente y ve la realidad de forma diferente, mientras el hombre solamente vislumbra el objetivo y se dedica a alcanzarlo no importando cómo; ella planea, planifica, razona el proceso y en el proceso; va construyendo en el transcurso que lleva a ese objetivo y alrededor de ese objetivo. Esta es una cualidad natural de la mujer, ya que se le dio el rol de protectora, de dadora de la vida, de guardiana de la vida. Es la centinela que jamás apagará la luz y dejará a los demás en la oscuridad. Y si se queda a oscuras tiene el valor para enfrentarla y saber por dónde caminar.
Las mujeres somos más eficientes, más trabajadoras, no nos quejamos constantemente, velamos por los demás seres a nuestro lado. La mujer puede realizar varias actividades a la vez, su cerebro está adaptado para eso porque se le ha relegado a ser esposa, madre, hija, compañera, ama de casa, confinada a la soledad, al maltrato, a la dominación; sin embargo, estos abusos de los que ha sido víctima durante la historia de la humanidad se han convertido en fortalezas, actitudes, aptitudes, lo que el patriarcado ha hecho es un ser verdaderamente poderoso, pese a la diferencia de fuerzas físicas. Por lo demás la mujer es superior al hombre.
Las mujeres debemos organizar nuestro partido político (único en el mundo) y tomar el poder del Estado, sin ningún hombre detrás que nos esté diciendo qué hacer, de sobra sabemos qué hacer. Ellos ya tuvieron su tiempo y lo desperdiciaron. Este país, y la humanidad, ya no pueden seguir en manos de hombres que desdeñan la vida (los ríos, los bosques, los animales), hombres que no respetan al ciudadano y que les arrebatan sus derechos, que odian la vida de niños, jóvenes y ancianos; que no respetan la soberanía nacional, que no brindan al pueblo las necesidades básicas para vivir.
Este nuevo partido, tiene que fundamentar su propuesta en el pensamiento unificado de hondureños como Francisco Morazán y José Cecilio del Valle con visión hacia un socialismo democrático progresivo pero no agresivo. No tenemos nada que copiar de otros países con realidades completamente diferentes, con culturas y ciudadanos diferentes. La realidad hondureña es única como únicos somos los hondureños, ¿entonces por qué miramos hacia afuera para resolver nuestros problemas? Necesitamos vernos, reconocernos, evaluarnos; solamente nosotros sabemos cuál es nuestra realidad, solamente nosotros sabemos que es lo mejor para la sociedad hondureña. Las mujeres podemos crear una nueva sociedad hondureña.