Por: Rodolfo Cortés Calderón
Desde la venida de Jesucristo, el libertador de la humanidad para los cristianos, hasta la resurrección, el pueblo sigue esperando. Esperando qué: un nuevo Reino o sea una sociedad con justicia, respeto a los derechos humanos y sociales, solidaridad, bienestar y desarrollo en paz. En la vida humana actual todo son esperanzas.
Desde la historia de la humanidad la gran mayoría de personas espera una nueva y mejor vida. Lo soñaron las comunidades primitivas, los pobladores medioevales esclavizados y nosotros, las últimas generaciones dañadas por el neoliberalismo capitalista.
LAS DICTADURAS LATINOAMERICANAS.
Antes de hablar de este tema veamos 2 conceptos sobre lo que algunos estudiosos definen como dictadura:
1) Una dictadura es un sistema o régimen de gobierno mediante el cual una persona (o un grupo pequeño de éstas) gobierna de manera absoluta y arbitraria, sin ningún tipo de restricción a la hora de tomar decisiones. Una dictadura es una forma de ejercer el poder, basado en el liderazgo absoluto de una persona o un grupo muy reducido. Es una forma opuesta a la democracia, siendo las bases de ésta la participación popular y la división de poderes. Existe una dictadura cuando todo el poder está centrado en una persona que, en ocasiones, opta por delegar las decisiones en gente de su confianza.
2) Se entiende por dictadura a aquel sistema de gobierno que descansa sobre una sola persona y que es de alto autoritarismo. La figura que encarna tal dictadura es, obviamente, el dictador y éste representa siempre la máxima jerarquía y autoridad para todas las cosas relacionadas con el desarrollo de una sociedad.
LOS MOVIMIENTOS POLÍTICO-SOCIALES.
La historia independentista de nuestra América está teñida con sangre y esperanzas. Los sueños libertarios e independentistas siempre existieron: «Los filósofos de la Ilustración acariciaban ideas de transformación social. Sabían que la sociedad de finales del siglo XVIII era imperfecta y que había que reorganizarla para lograr la felicidad de todos, pero razonaban, para transformar la sociedad hay que transformar primero al hombre. ¿Quién le transformará? la minoría culta. Estas ideas prendieron en los hombres que pocos años después, en las primeras décadas del siglo XIX, consumaron los procesos de independencia nacional.» (Libro ROSA: el político. Aníbal Delgado F. pág. 65).
Sin embargo, desde la independencia de Honduras y de casi todos los pueblos latinoamericanos estos sentimientos e ideales fueron traicionados al imponerse en la mayoría de países las pretensiones dominantes de los criollos que se convirtieron, en muchos casos, en vasallos de sus antiguos amos coloniales.
A principios y mediados del siglo XX Latinoamérica se vio influenciada por dos momentos históricos militaristas catalogados como antípodas: los movimientos insurgentes revolucionarios y las oprobiosas dictaduras militares. Los primeros, para buscar una salida a la difícil situación económica y social de los pueblos de América Latina y, los segundos, para defender el estatus quo del sistema imperial hegemónico estadounidense.
En el año 1910 en México se da el primer movimiento revolucionario contra el dictador Porfirio Díaz teniendo a Emiliano Zapata como uno de sus principales líderes. Mientras en Nicaragua en 1934 Augusto César Sandino que expulsó a los estadounidenses norteamericanos fue mandado a asesinar por el dictador Anastacio Somoza García siguiendo instrucciones de Estados Unidos. En El Salvador en 1932, se alza el pueblo contra el dictador Maximiliano Hernández Martínez teniendo a la cabeza a Farabundo Martí. En Honduras la etapa más dura comienza con la dictadura de Tiburcio Carías Andino en 1933 que se extiende hasta 1949.
En la antípoda contra revolucionaria en Sudamérica a partir de los años 60s. aparece el movimiento contrainsurgente llamado PLAN CÓNDOR, organizado, difundido y sostenido por el Departamento de Estado (PENTÁGONO) de ESTADOS UNIDOS en contra de los insurgentes hermanos pueblos sudamericanos de Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Perú y Paraguay. Más de 20 años de dictaduras militaristas cuyos lastres hoy día todavía persisten sobre sus pueblos que no pueden hacer justicia.
EL ROL DE LAS IGLESIAS
Con la invasión durante el siglo XIV de los colonizadores europeos de toda calaña, llegaron a nuestra América nuevas formas de sometimiento y despojo a través de las religiones orientales. Por Mesoamérica, el Caribe y Sudamérica el catolicismo y, por el Norte, los protestantes. Todos con fines inconfesos de sometimiento e inculturación hacia las brillantes culturas y religiones nativas. Todas ellas respondían a intereses monárquicos expansionistas de diferente cuño, incluida la monarquía de El Vaticano y hoy día suplantado por la supremacía imperialista y hegemónica de Estados Unidos.
Ésta ha sido la tradición y conducta, y lo es ahora, de todas las iglesias jerárquicas institucionalizadas en Latinoamérica, sin dejar de reconocer los enormes y decisivos aportes que hicieron las Iglesias Progresistas dentro del pensamiento de la teología de la liberación a las cuales rendimos nuestro tributo y reconocimiento.
DICTADURAS MODERNAS EN AMÉRICA CENTRAL
El 18 de julio de 1979 triunfa la Revolución Sandinista en Nicaragua contra la oprobiosa dictadura de Anastacio Somoza Debayle. Al frente queda una “Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional” con 7 miembros a la cabeza, uno de ellos Daniel Ortega Saavedra que fue el que más influencia y poder tuvo. Este gobierno duró hasta 1985 siendo duramente torpedeado por el pro estadounidense cardenal católico Miguel Obando y Bravo, quien contó con el abierto apoyo de KAROL WOJTYLA, más conocido como Juan Pablo II, mientras la iglesia de la teología de la liberación, católicos y protestantes, apoyaban al gobierno sandinista.
En las elecciones nacionales de 1984 triunfa Daniel Ortega y durante sus cinco años de gobierno el cardenal de marras siguió boicoteando el proceso sandinista cuya dirigencia ya mostraba síntomas de debilidad debido a la corrupción y a la alianza subrepticia montada con los liberales al mando de Arnoldo Alemán Lacayo.
Desde 1990 hasta el 2007, por el desaliento provocado por los comandantes sandinistas, asumen el poder tres gobiernos pro imperialistas alineados a los ESTADOS UNIDOS: Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños que prácticamente desbaratan los logros de la Revolución Sandinista. El país entró en una tremenda crisis.
El año 2007 teniendo como telón de fondo una serie de artimañas bajo la mesa con diferentes sectores oscuros pro imperialistas de Nicaragua, asume nuevamente el gobierno Daniel Ortega Saavedra con un gobierno más de corte neoliberal mimetizado de revolucionario. Durante los años 2012 y 2017 nuevamente a través de argucias el FSLN participa en las elecciones y las volvió a ganar. En las últimas semanas debido a leyes impopulares como las de seguridad social y laboral, el pueblo se ha soliviantado respondiendo el gobierno con el asesinato de más de 30 personas, represión y persecución política. Si Ortega Saavedra termina su mandato serán 22 años de poder y dictadura con un pueblo que se cansó de esperar los frutos de la Revolución.
Pero hay otro caso gemelar en Centroamérica, el de Juan Orlando Hernández, dictador de HONDURAS, que entró al poder del Estado como diputado en 1998. El 2009 logró llegar a la presidencia del Congreso Nacional y los años 2013 y 2017 utilizando descaradamente el fraude, la inconstitucionalidad y la bendición y apoyo de ESTADOS UNIDOS y de los organismos internacionales OEA, ONU y UNIÓN EUROPEA asumió nuevamente el poder como dictador hasta el año 2022, o sean 24 años viviendo de los escuálidos recursos del pueblo y del Estado. Posteriormente a las pasadas elecciones de 2017 hubo más de 40 asesinatos políticos, un millar de encarcelados y miles de gaseados y heridos por parte de las fuerzas militares orlandistas. Actualmente la oposición vive una situación de incertidumbre y persecución y aun hoy hay 22 presos políticos.
Otro factor que afecta la lucha en HONDURAS, es que la iglesia jerárquica católica, con el cardenal ÓSCAR ANDRÉS RODRÍGUEZ MARADIAGA a la cabeza, también se ha aliado con la dictadura de JOH. Lo mismo han hecho varios jerarcas de la iglesia EVANGÉLICA PROTESTANTE.
CONCLUSIONES:
1.-El gobierno neoliberal de Nicaragua, encabezado por la dinastía integrada por DANIEL ORTEGA SAAVEDRA, Presidente, y su mujer, ROSARIO MURILLO, Vice presidenta, deben entender que ellos fueron frutos de la Revolución Sandinista que muchos países y pueblos del mundo apoyaron solidariamente, y con sus vidas, y del que todavía se tienen muchas esperanzas y, que ellos, de una manera u otra han traicionado; sin dejar de reconocer que la primera década del sandinismo fue de mucho bienestar y que fue la torpeza de los líderes sandinistas endiosados por las canonjías la que favoreció la llegada de los gobiernos retrógradas y neoliberales de BARRIOS DE CHAMORRO, ALEMÁN LACAYO y BOLAÑOS GEYER.
2.-Los pueblos del mundo y concretamente los latinoamericanos progresistas, seguiremos apoyando a nuestros hermanos nicaragüenses, sin permitir que nuevamente los gobiernos imperialistas yanquis del color que sean, vuelvan a meter las garras y cuernos en Nicaragua.
3.-Exhortamos a DANIEL ORTEGA SAAVEDRA a retomar la senda del socialismo del que se ha apartado y por el cual luchó el pueblo digno y rebelde de Nicaragua desde mediados del siglo pasado con CÉSAR AUGUSTO SANDINO a la cabeza, instituido con el triunfo de la Revolución Sandinista el año 1979 y que ahora se ve traicionado.
4.-Exhortamos a los pueblos latinoamericanos y a los gobiernos dignos de CUBA, VENEZUELA, BOLIVIA, URUGUAY y otros, a persuadir al gobierno de ORTEGA SAAVEDRA sobre los errores históricos que está cometiendo y retomar la senda del sandinismo y del poder popular.
5.-Ninguna dictadura es saludable para los pueblos que buscan su dignificación y liberación. Por eso se debe luchar contra los que conculcan los derechos humanos y civiles, sea DANIEL ORTEGA SAAVEDRA o el asesino y tirano JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ, JOH, u otros.
6.- A pesar de que creemos en las buenas intenciones del sacerdote católico JORGE MARIO BERGOGLIO–FRANCISCO–de ahí nuestra esperanza, la mayor parte de sus cardenales actúan como vasallos y serviles del imperio estadounidense y según lo dejan traslucir no pretenden dejar ninguno de los beneficios que les da el sistema, por eso actúan de manera abyecta.
¡NADA DE BRINDARLE ESPACIO A NINGÚN TIPO DE IMPERIALISMO, LA LUCHA POPULAR REVOLUCIONARIA TRIUNFARÁ!