Por: Víctor Manuel Ramos*
El presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, caracterizado por su mudez permanente, ahora ha salido al ruedo para protestar por las violaciones
al ejercicio del derecho a la libre expresión, pero haciendo énfasis en los actos de repudio que ha ejercido el pueblo en contra de periodistas vendidos a la camarilla tiránica e ilegítima que desgobierna a Honduras. Marginalmente se refiere, el resucitado presidente del Colegio de Periodistas, a las vejaciones ejecutadas por el gobierno, que ha enviado a los militares –vaya tarea sucia la que han asumido los defensores de la soberanía nacional y los encargados de hacer respetar la alternabilidad en la presidencia e impedir la reelección- a garrotear a los reporteros, sobre todo cuando estos son afines a la Resistencia y a la Alianza, en contra de la dictadura. Es más, para afianzar la farsa de la pose del presidente del Colegio de Periodistas, éste amenaza con poner su denuncia ante otro descalificado por su inanición: el Comisionado de los Derechos Humanos que también parece ser mudo, sordo y ciego.
Este gobierno tiránico se ha caracterizado por ser violador de la libertad de expresión. Creó las condiciones para cerrar diario Tiempo en donde Manuel Gamero ponía el dedo sobre la llaga de las actuaciones ilegales de JOH, persigue a las emisoras comunales y perpetró el sabotaje en contra de Radio Progreso y, últimamente, repito, ha ordenado a los honorables militares, rumbar garrote limpio en contra de los comunicadores de la oposición. No se puede dejar de mencionar las varias decenas de periodistas asesinados sin que se hayan esclarecido por parte de la justicia sometida a JOH estos crímenes ignorados por el Colegio de Periodistas, por su Junta Directiva aplastada por la bota de JOH. Como tampoco movió su boca para condenar el asesinato de Berta Cáceres, por hablar en favor de los derechos de los pueblos originarios.
El Colegio de Periodistas de Honduras, desde donde se han filtrado rumores de que gobierna ahí corrupción con los fondos de los afiliados, no ha sido paradigma en la defensa de los caros intereses de sus afiliados. Le ha venido flojo el tropello a que son sometidos sus colegas y solo ha elevado su mortecina, asalariada y avasallada voz ahora que la furia popular arremete en contra de las gargantas y las plumas vendidas a la corrupción gubernamental. Porque, debe saberlo el señor presidente del Colegio de Periodistas de Honduras que libertad de prensa no es libertad para mentir, que libertad de prensa no es libertad para vender la pluma, la cámara o el micrófono y ponerlas al servicio de quienes violan la ley; que libertad de prensa no es opinar en contra de la verdad del pueblo al son de las monedas que se recogen indignamente cada fin de mes en casa presidencial; que libertad de prensa no es acuerpar lo ilegal, hacer apología del incumplimiento de la constitución. Satanizar la protesta popular y querer descalificar el derecho a la insurrección que garantiza la Constitución es atentatorio en contra de la libertad de expresión, porque aquí, hay que aclarar, no solo los periodistas tienen derecho a opinar, pues es también un derecho del pueblo. Libertad de prensa no es apoyar la reelección, no es loar a los militares que reprimen a quienes quieren manifestarse y expresar su opinión y traicionan a la patria por no cumplir con el mandato a que les obliga la ley: Capturar al que violenta el principio de no reelección y la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia.
Hay campañas violentas en contra de los periodistas de ambos bandos en las redes sociales. Y no es que yo respalde estas campañas, pero estos voceros doblegados a la verdad mentirosa oficial no podrán seguir con el engaño al pueblo. Guaymuras y sus habitantes despertaron y no aguantan más engañifas, vengan éstas de donde vengas: porque la libertad de expresión exige la divulgación de la verdad y solo la verdad.
En ese mismo problema están los periodistas nortemericanos, acosados por el Presidente Trump, y el presidente de Filipinas, señor Duterte, llama a quienes le critican con mentiras, “habla M…” y les amenaza duramente. No movió la Asociación Interamericana de Prensa, los papás del CPH, su lengua asalariada para protestar en contra de los abusos de Trump, como tampoco ha condenado lo que ocurre en Honduras. Ellos solo tienen ojo abierto para ver lo que no pasa en Venezuela que se defiende de la agresión Yankee.
Este problema de tener cincuentapeseros en los medios de divulgación de noticias no se da en Alemania porque allá, para ingresar a la Universidad es preciso tener alta calificación en el examen de admisión si se quiere estudiar: derecho, periodismo y medicina. Esta medida nos ahorraría de abogaduchos falsificadores de documentos, periodistas con su pluma al mejor postor, sobre todo para ponerla al servicio de los tiranos e incapaces de manejar limpiamente el idioma y médicos con escaso conocimiento científico.
Por suerte, el pueblo de Honduras ya sabe que es su deber rescatar al país y, por la conciencia que ha logrado, no se dejará engañar por aquellos que, escudados en su profesión de periodistas, ladran para merecer un mendrugo de las arcas que administra corruptamente JOH al frente de la tiranía.
*Escritor.