Ando con la necesidad de escribir, pienso y vuelvo a pensar las cosas y bueno… los dejo como depositarias de mis dudas existenciales y espero vayan saliendo los puntos que me retan a hacerlo.
Puedo imaginar cuánto han trabajado para las Candidaturas Independientes por La Masica y Esparta en el Departamento de Atlántida y Tocoa en Colón, en especial, Elsa Fernández que iba de Vice Alcadesa en La Masica y es una mujer tan apasionada con las causas.
Los resultados no son los que se esperaban frente a tanto esfuerzo, pero de alguna forma me parece acertado el discurso de triunfo que ha venido manejando en Radio Dignidad (radio comunitaria del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, MADJ), en el sentido de que el proceso permitió llegar casa a casa, construir una propuesta, investigar y denunciar los desmanes de los otros candidatos, hacer asambleas, armar debates, crecer organizativamente, y que en esos términos, el triunfo era adelantado al resultado.
Salta la pregunta, ¿por qué no toda la gente que se esperaba votó por don Manuel López en Esparta, por Selvin Merlo en La Masica y Leonel George en Tocoa?. Con sus diferencias en el carácter y en sus historias personales, ¿qué es lo que tienen en común?, que son hombres comunes y corrientes, con sus poquitos bienes quizás, pero son pueblo pueblo, y es que eso es lo que no logramos superar, creer en nosotras y nosotros mismos. Que clasismo y racismo, verdad?, nos deslumbran los señores encorbatados y las señoras peinadas en sala de belleza, son “gente importante”.
Nos hace falta aprender cómo se acumula la riqueza, que la gente entienda que su trabajo genera la acumulación de esa “gente de éxito”, es marxismo puro y duro, solo que tiene que ser con los agregados de Rosa Luxemburgo para visibilizar el aporte del trabajo de las mujeres, que ahora le dicen de los cuidados, es decir barrer, parir, cuidar chiguines, hacer la comida, limpiar y jalar agua, entre muchas mas, y el impacto que tiene en términos de la salud pública, y para las economías familiares y de la sociedad, claro.
Toca desaprender la palabra “éxito”, de “gente bien”, de las premisas de la apariencia que nos hacen sentirnos menos, sentirnos feas e inseguras, chaparros y sin buena apariencia, curtidos como cosa fea. Ese clasismo y racismo patriarcal tan dentro nuestro, que lo hemos normalizado.
Recuerdo ahorita las palabras de un compañero en Morazán, cuando el tiempo de la guerra en El Salvador, Rubén, era un pintor y un diseñador gráfico de primera, un citadino llegado al campo, algo parecido a esos artistas intelectualones, en su apariencia física. Nos gustaba ponernos a platicar, él, tristemente cayó durante la insurreción unos dos años luego de conocerle. En una de esas largas conversadas y mientras mirábamos a las compas bañarse en la poza, con sus fustanes (así le dicen a las sallas en El Salvador) y su brazier, aunque algunas se atrevían a destaparse los pechos, me dijo: “Sabes, cuando recién llegué al frente y miraba esta desnudez, me era ajena, mi referente de belleza eran las mujeres rubias, piernas largas, flacas y no rellenitas como las indígenas con los brazos rollizos, las nalgas pachas, las chiches grandes con esos pezones negros; entonces no me distraía verlas, pero ahora que resignifico muchas cosas, reparo en esta otra belleza, me cambió el parámetro y eso me parece tan hermoso, ya las famélicas me parece que deberían de ir al médico; estas radistas tienen puro músculo en esos brazos, y esas caderas anchas se contonean sensuales con el equipo de radio encima, esas matotas de pelo negro y cuánto saben, todo el código morse y bajo peligro, ahora las miro, reconozco y me captura su belleza”.
Todo se des-aprende, la belleza también, y una siente una especie de liberación con una misma y con quienes pueden ser sujetas del deseo propio, belleza en la tez oscura, en la noche oscura, en la palabra menos elaborada pero sincera y sabia, en la inteligencia que no cursó academia, en lo artístico que no se enjaula en la cuadratura de la técnica, en el agua que corre de manera natural en el río y no estética y estáticamente atrapada en una piscina azulmente purificada.
Ya me desvié del tema o me perdí en los recuerdos de algunas manos callosas…pero es que el cotidiano es tan político, y se nos olvida tanto, andamos luchando por la gente sin pensar en lo que la gente hace con su cotidiano, en cómo se mira a si misma, qué aspira, damos por sentado que quien lucha lo hace por un ideal que solo existe en nuestras utopías; dejamos de construir la utopía con la gente, para que cambiemos nuestras propias percepciones del motivo para luchar.
La gente aspira a verse como la gente de éxito, quieren tener sus carros grandes y gastones, quieren tener casas grandes y excesos porque lejos de estar mal visto, está puesto en valor tener excesos; aspiramos al lujo y nunca nos cubre suficientemente la dignidad de lo simple y necesario.
A veces creo que nos vendría bien un poco de votos de pobreza, al estilo de los Franciscanos… pero hablando en serio, nos toca preguntarnos si no hacemos uso de muchas mas cosas de las que necesitamos y dejamos de cuestionar nuestros cotidianos y sus relaciones, de manera un poco más parecida a la utopía que andamos vendiendo.
Volver a creer en nosotras y nosotros mismos es vital para imaginarnos otro poder, darle valor a la palabra de otrx “roto”, entender que su vida es exitosa porque la ha dedicado a servir, a sembrar, a luchar, a dar, y que precisamente porque vive entre nosotras nos conoce y representa nuestros intereses.
Creo que tienen que volver a juntarse a platicar la gente de las organizaciones del movimiento social y popular, definir estrategias en este nuevo período de Gobierno que aspiramos haga diferencia, que el proceso de sostenerles en el poder nos signifique fortalecer el proceso de organización y lucha que nos haga adelantar en esto que señalo y muchas cosas mas, claro.
Pero si nosotrxs no aprovechamos para fortalecer nuestros procesos organizativos y de formación política en este tiempo que puede ser menos duro en términos de criminalización y persecusión, solo la veremos pasar y se esfumará tanta ilusión que hemos visto en la gente que de verdad se cree que Xiomara Castro llega y con su varita mágica arregla el mundo. Victor Fernández lo decía muy bien en algo que publicó en estas redes, “nos toca asumir la construcción de otra oportunidad y no dejársela a otras y otros”, de verdad que no se bien cómo se hace, pero aspiro a ser parte de eso.
Vienen tiempos duros, la derecha hará lo que hace frente a los gobiernos que se denominan progresistas, estrangulan sus economías, le apuestan al desabastecimiento para generar descontento; hay que reforzar la apuesta de la construcción de las autonomías territoriales, de la soberanía alimentaria, de la producción a pequeña escala, de la salud alternativa, de la sanación espiritual, del señalamiento a los fundamentalismos religiosos de donde viene tanta misoginia y oprobio.
Escribo imaginando que del otro lado hay gente que como yo, tiene dudas, se pregunta el cómo, se inquieta porque se abruma ante tanto corazón ilusionado, porque coincide en que mucha gente votamos en contra de la narcodictadura sin ser precisamente militantes de partido político, pero tanta legítima y contagiosa alegría nos conmueve y nos convoca a pensar, actuar y reafirmar compromisos, porque los cambios parecieran hoy, un sueño colectivo con mas gente.
30 de Noviembre 2021
Karla Lara
Cantora popular feminista
y feliz… todavía!!