jueves, diciembre 12, 2024
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La moral en tiempos de corrupción

Por: Juan López*

La palabra corrupción viene del latín corruptio y este de una mezcla de raíces griegas (cor-rumpere-tio) que significa putrefacción, destrucción, daño, perversión.   
 
La moral es la fuerza detonante de la vida, estaba en el origen de la evolución de la materia y la dignidad humana, social, política y espiritual. La corrupción apareció un poco después y desplazó a la moral quedando en el gobierno de la jerarquía administrativa de los Estados y los individuos. La moral sigue siendo utopía, un lugar o un estado de plenitud a conquistar.
 
La corrupción es la expresión de una consciencia frágil, sumisa, inconclusa e indecente que ha llegado a institucionalizarse y el ser humano (mujer y hombre) nos  hemos marchitado, estamos desnudos y desprovistos de protección. Llevamos milenios de historia lidiando en todos los campos de la vida con la crítica situación de la corrupción y aunque hemos elaborado un discurso que pregona la libertad, en la práctica cotidiana nuestros hechos apuntalan y legalizan la deshonestidad. No puede ser más exacto Platón en La Republica con el mito de la caverna, el esclavo ni siquiera piensa en la libertad. ¡Se ha obnubilado la esencia humana!.
 
Los hechos y delitos que cada persona va cometiendo de acuerdo al negocio y relaciones en que va cayendo son fruto de la corrupción. ¡Qué difícil es entender como la humanidad hemos caminado tantos milenios bajo sistemas que corrompen el corazón, y la gente que ha gobernado y gobierna tiene destruido lo más noble de su persona y ha destruido la nobleza del ser humano en sociedad!. La fuerza de la corrupción arrastra con potencia a la sociedad entera, los individuos vamos como peces clavados en anzuelo y no solo hambrientos sino también gente de alto copete, con títulos y especializaciones.
 
En la sociedad siempre hay un resto consciente que se resiste, algo hay que no cuadra con una consciencia evolucionada. En la coyuntura actual de intereses electorales, partidarios y estratégicos, se nos presenta dialécticamente la relación entre moral y corrupción. ¿Quién debe ser el próximo presidente o presidenta de Honduras? ¿Quiénes deben ser diputados en el próximo Congreso Nacional? ¿Quiénes deben ser alcaldes y regidores en el siguiente gobierno Municipal en los Municipios de Honduras? Con la lupa moral en la mano, que difícil es encontrar los perfiles creíbles y que asuman desde la administración publica un cambio en esta sociedad arrastrada por la criminalidad organizada y legalizada en las instituciones públicas hecha gobierno.
 
Por los vientos que soplan y de acuerdo al llamado de Xiomara Castro y las confirmaciones que se supone ya hay, mañana lunes comenzaría un dialogo entre candidatos para una posible alianza. Xiomara, Nelson, Wilfredo, Nasrrala, Luis, Yani serían quienes muevan a partir de mañana la balanza electoral. Entre ella y ellos, hay diferencias enormes, unos más comprometidos con la corrupción que otros, y probablemente quien tenga un mejor perfil tendrá que hacer todo lo posible por mantener silencio y hasta complicidad con quienes están más embarrados en el estiercolero de la corrupción porque en realidad, no existe partido alguno que esté limpio, allí andan agazapados los líderes de los negocios medio o muy sucios y, posiblemente poniendo el acento en que les garanticen seguridad en el siguiente gobierno.
 
Por lo que hemos escuchado, hay grandes posibilidades de una alianza entre Libre y el ala liberal encabezada por Yani, incluso que Yani sea el candidato de tal alianza. Hay un riesgo que las decisiones sean entre candidatos y el movimiento social, criminalizado y amenazado por el régimen criminal no tenga voz ni voto como siempre.  
 
Estamos divididos en ese punto en al menos tres bloques. 1) Un pequeño sector muy consciente de la realidad que aunque se sonroja ante la posibilidad, está mirando las cosas como lo que son, momentos históricos que existen si queremos y si no queremos también existen y ante los cuales, sin prisa pero con firmeza moral, trabaja por un país limpio y digno, entendiendo que las contradicciones de la burguesía van generando paso a paso la gran explosión que puede acabar con este sistema corrupto o lo recicla y empeora. 2) Un sector puritano que está tirando piedras de lejos y condenando todo. Es un sector que puede cambiar fácilmente de posición de acuerdo a lo que ofrezca la alianza. 3) Un sector muy amplio, liberal desde siempre y aglutinado en libre tras el golpe de Estado en 2009 por la cercanía con la familia Zelaya en el gobierno.
 
Este sector aplaude la alianza en tales términos y la cuestión moral no tiene cabida en esta coyuntura porque el objetivo es “sacar la dictadura” olvidando que la dictadura puede seguir con o sin Juan Orlando, la dictadura es asunto de clase dominante sostenida por el gobierno de los Estados Unidos. Este sector va a definir el rumbo de los acontecimientos y los resultados sirven a un gran espectro de gente que desde la alianza busca protección. Por supuesto que existe el sector indeciso pero por ser indeciso, no define nada en el país.
 
Bien ha expresado el abogado Omar Menjivar, candidato de Libre por San Pedro Sula. Lo relacionado a Yani nos presenta un problema moral, abordado desde la base doctrinaria de Libre es un problema grueso. Tenemos una postura moral frente Juan Orlando y el grupo corrupto del partido nacional y estructura de criminalidad como quedo explícito en el juicio y condena de Tony, pero frente a Yani hay cierta condescendencia por haber estado unos años encarcelado en Estados Unidos y su carácter de aparente víctima. Ciertamente Yani respondió y posiblemente como lo han expresado Juan Barahona y Wilfredo Méndez, cumplió una pena en Estados Unidos por violentar leyes de aquel país, el problema es que su expediente en Honduras esta sin abrir igual que el de Juan Orlando y aquí también hay una responsabilidad penal por haber violentado leyes nacionales y dañado la moral pública en el país.
 
Los datos recientes del CNE, inflados o no, indican como los magnates del crimen organizado tienen una base electoral cautiva y las elecciones de noviembre se perfilan como un escenario en el cual todos los grupos que tienen culpabilidad criminal (carteles) van a dar batalla por acomodar los resultados a su favor y garantizar su seguridad. Allí está la cuestión moral. ¿Cuál es el objetivo ideal y cual el objetivo real de un voto en estas circunstancias? El voto a Yani puede mantener la caverna intacta o al menos, poner unos cuantos focos más que iluminen la caverna, pero la posibilidad de un cambio sustancial es muy remota porque la estructura partidaria que lo lanza desde el seno del partido liberal representa intereses nada distintos a los intereses de la elite cachureca, una fuerza del PL comprometida con el golpe de Estado y el sostenimiento del régimen en esta última década.
 
En la lucha de clases hay quienes van poniendo trampas para que alguien se deslice y pare las patas, el pueblo siempre cae en las trampas tendidas desde lo más alto de la estructura criminal, lo más lamentable es que hay datos del CNE indicando que el pueblo vota por los verdugos.
 
“Yo se hermanos, que ustedes obraron por ignorancia, igual que sus jefes…arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sean borrados sus pecados”. Hechos 3. 17-18. Los jefes padecen ignorancia moral, pero son conscientes de sus intereses, entre el pueblo muchos saben que votan y trabajan por quienes destruyen la vida y se hacen culpables. Es perdonable quien es arrastrado por la maquinaria partidaria hasta hacerlo decidir bajo coacción y manipulación. En el año 2021, electoralmente estamos bajo presión para decidir entre la moral y la corrupción. No se puede hacer por las dos.
 
El ser humano tiene en el alma una luz que debe iluminar sus decisiones y actos, si esa luz está apagada, el futuro es incierto.
 
* Pedagogo; defensor de los derechos humanos. 
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