Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- Dos tormentas tropicales en menos de 14 días provocaron al pueblo hondureño daños letales e irreparables.
Las tormentas tropicales, ETA y IOTA, dejaron según la versión oficial del Gobierno de Honduras, más de 500 mil personas damnificadas y una cifra de 88 fallecidos en consecuencia de los deslaves e inundaciones provocadas por las fuertes lluvias que aún persisten sobre gran parte del territorio nacional.
Desde hace 14 días, los encargados de la administración publica de Honduras activaron sus sistemas de alertas en el marco de gestión de riesgo ante ambos fenómenos climatológicos que solamente evidenciaron la indiferencia estatal en cuanto a la planificación urbana con la transversalización de la seguridad humana.
De acuerdo con la investigadora social, académica y experta en planificación social urbana y ordenamiento territorial, la Doctora Lily Caballero, el saber enfrentar las amenazas climatológicas, hasta ahora no es una práctica ni ciudadana, ni de los gobiernos locales y central.
“Con una buena planificación urbana, con un buen control institucional y social sobre el uso del uso y planificación territorial se minimizarían las cantidad y calidad de riesgos que estamos enfrentando”, aseguro la Dra. Caballero.
Según la experta en ordenamiento territorial, cada vez serán peor los deslizamientos e inundaciones en la rivera de los ríos, producto de los cambios climatológicos. De ahí la importancia de minimizar los riesgos, pues la vulnerabilidad no es la lluvia, la vulnerabilidad la se construye a partir de la calidad de vida de los seres humanos.
“Lo que debemos hacer es saber cómo enfrentar las amenazas. Por ejemplo, tenemos él proyecto habitacional la ciudad del Ángel en Comayagüela, un claro ejemplo del fallo institucional frente a la seguridad de los ciudadanos sin necesidad de un huracán Micht, o un Eta para que esas casas se vinieran abajo por una mala práctica de uso de suelo junto a mecanismos de corrupción porque para que dieran permiso algo tuvo que haber pasado”, asegura Caballero.
No hubo aprendizajes después del Mitch
Lily Caballero, coordinó la Maestría en gestión Urbana Social de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), además es autora de varias investigaciones con enfoque social vinculadas a las planificaciones de ciudades, bajo esta experiencia en la temática, la experta lamentó que la tragedia del huracán Mitch en el año 1998 no haya contribuido a emprender cambios y acciones al respecto y evitar repetir el sufrimiento.
“Después del Mitch no aprendimos mucho, es triste que después de tanto daño y sufrimiento, que incluso aun no habíamos repuesto, no aprendemos de esta lección que como sociedad nos deja mal parados tanto los gobernantes como los gobernados”, dijo.
Para Caballero, un ejemplo puntual es la zona de los derrumbes en el Reparto, que iniciaron hace unas cuatro semanas y pese al paso del ETA y IOTA, los residentes continuaron en el sector, no fue hasta que el 17 de noviembre que se activó una alerta para esas zonas y comenzar a evacuar, cuando las personas tenían los peñascos encima de ellos.
Es por eso, afirmo Caballero, que se debe iniciar a actuar de forma inmediata ante la vulnerabilidad de las ciudades desde una visión integral entre la ciudadanía y la administración pública. “Para el Mitch la gente tenía conciencia y conocía su sitio y apenas uno le daba una palabrita clave inmediatamente aceptaban y entendían el concepto, todos los residentes de zonas vulnerables conocían los puntos de encuentro ante eventos naturales, catastróficos y accidentes la gente sabia a dónde ir para proteger sus vidas”.
“Entonces hemos retrocedido, fue impresionante la evacuación de la colonia Planeta en San Pedro sula, jamás me imagine una evacuación masiva, no puedo pensar en la desesperación de la gente por eso insisto que hasta la capacidad reactiva estamos perdiendo, estas preparaciones debieron haber sido antes”, amplió.
“Hemos tenido suerte, pese a todo pues las preparaciones en evacuaciones no son tan fatales como la del terremoto porque las personas no se enteran…los fenómenos meteorológicos tienen la ventaja hoy en día de que las tecnologías nos permiten saber con semanas de anticipación, el ETA demostró que hasta la capacidad de reacción estamos perdiendo”.
Practicas inadecuadas de construcción en el Distrito Central
De acuerdo con la Dra Caballero, las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela han sido susceptibles a deslizamientos provocados por mucha humedad y almacenamientos por lluvias desde la época colonial se registran inundaciones sobre todo por los ríos Choluteca y Chiquito.
Ambas ciudades han crecido de forma espontánea, sin ninguna planificación urbana como mecanismo de control ante fenómenos naturales. Tampoco se ha tenido en cuenta las características del territorio, las planificaciones urbanas se han enfocado en la modernización dejando de lado una planificación territorial y urbana con seguridad humana.
El otro tema que afecta a ambas ciudades, detallo Caballero, son las prácticas constructivas que no están adaptadas a las nuestras ciudades, no existen conceptos se construye como si fuera una planicie al suelo sin ningún tipo de soporte que tengan que ver con lo que es la forma que tiene la ciudad y el tipo de suelo.
“Desde hace mucho tiempo desde que la ciudad del Distrito Central, para el caso comenzó a expandirse de manera exagerada, sin adecuarse a la manera constructiva al suelo en que vivimos, esto tiene su origen a una práctica muy generalizada que va en informalidad urbana, cuando yo hablo de informalidad urbana no me refiero solamente a los sectores que van en busca de la tierra porque no tienen donde vivir”, aseguró la planificadora urbana.
Además, la informalidad urbana, detallo la experta, es un asunto institucionalizado donde no se cumplen las normas que se deberían de cumplir. El tema no es la construcción, sino el tipo de prácticas inadecuadas por la administración pública, eso es lo que se debe evitar, las prácticas constructivas incorrectas y no adecuada a la ciudad que incumplen los requisitos de construcción afectando a los ciudadanos.
“Las obras grises son necesarias en aglomeraciones humanas como el Distrito Central, el problema no es la obra gris en sí misma, el problema como se planifica, dónde se va a incrementar y con qué tipo de márgenes de seguridad porque ahora la ingeniería sabe eso si tuviéramos un código civil de construcción necesitaríamos inventarlos o ver los códigos que existen en otros países”.
Finalmente, la experta aseguró que la experiencia de estos dos fenómenos, en menos de quince días, debe llevar a los ciudadanos a trabajar en la prevención, ser una ciudadanía que se active preventivamente y no reactivamente hasta cuando el daño ya está hecho.