domingo, noviembre 17, 2024
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La justicia como instrumento político

Por: Víctor Manuel Ramos

Las Seudo democracias neoliberales de América han encontrado, en la instrumentalización de la justicia, la manera mas explícita para deshacerse de sus contendores y adversarios. Con el uso de esta estratagema deplorable lograron destituir a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, que fue sustituida por un delincuente llamado Michel Temer, acusado por la fiscalía brasileña de múltiples delitos de corrupción pero que, insólito, para él no funcionó el aparato judicial.

El mismo corrupto de Temer instigó a fiscales y a jueces, el fiscal principal es ahora ministro de Bolsonaro, para que persiguieran judicialmente a Lula Da Silva, el expresidente más querido de Brasil, para que, inhabilitándolo judicialmente, no pudiera participar como candidato en las elecciones primarias, porque las encuestas le atribuían un triunfo abrumador. Bolsonaro es un fascista que prefiere que mueran miles de personas en Brasil, a enfrentar la pandemia con medidas radicales. Además es un admirador de Hitler y de la tiranía militar asesina que martirizó a los brasileños.

Ese libreto, quisieron aplicar los enemigos de la democracia encabezados por Macri, acusado igualmente de corrupción y que no está en la cárcel porque como presidente impidió que se le hiciera justicia, en Argentina en contra de Cristina Fernández de Kirshner. Ella, también, encabezaba las encuestas para ser reelecta, pero tuvo que ceder su candidatura y aceptar la postulación a Vice-presidenta y ganó en primera vuelta.

En Guatemala, Thelma Aldana, Fiscal que condujo a la destitución y prisión de Otto Pérez Molina y que enfrentó al Jimmy Morales por corrupción, fue perseguida igualmente, para impedir que participara en las elecciones presidenciales como candidata presidencial. Esa patraña permitió que las elecciones las ganara un ciudadano italiano, enemigo de los indios.

En Colombia, por el contrario, no han prosperado las acusaciones en contra de Uribe, implicado con los paramilitares y con el narcotráfico colombiano. Tampoco prosperaron en Honduras las acusaciones de corrupción en contra del expresidente Callejas. El, mediante una manipulación política de la justicia, recibió más de una decena de cartas de libertad. Al final no se salvó de ir a la cárcel porque, tal como reza el refrán: gallina que come huevo, aunque le quemen el pico. Callejas resultó pillado por recibir sobornos como funcionario de la FIFA y por eso fue encausado en Los Estados Unidos. Murió como corrupto confeso y como prisionero.

Pero el colmo de esa jugarreta con la justicia ha ocurrido ahora, coincidiendo con la tragedia que viven nuestros pueblos con motivo de la epidemia de coronavirus. Por un lado, Trump, luego de fracasar sus intentos por deponer al legítimo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, ha acudido a la justicia, sin pruebas legítimas, para acusar al presidente Maduro de participar en el tráfico de drogas, mientras se hace de la vista corta frente a las reiteradas menciones que un fiscal de Nueva York hace en contra del presidente de Honduras, cuyo hermano es un condenado en Norteamérica por tráfico de drogas.

Por el otro lado, Moreno, el gran traidor, el que reintrodujo en El Ecuador, el reintrodujo el neoliberalismo en su país y se convirtió en mequetrefe de Trump, el que desmanteló el sistema de salud que construyó , se ha valido de la justicia adocenada para encarcelar y perseguir a sus adversarios que antes eran sus correligionarios: metió a la cárcel al Vicepresidente Jorge David Glas, mediante un juicio amañado; persigue al ex canciller Ricardo Patiño, quien tuvo que salir clandestinamente de El Ecuador para no ser víctima del odio de Moreno.

Moreno, entregado totalmente a los enemigos del pueblo y al imperialismo norteamericano, convertido en un perro faldero más de los que integran el Grupo de Lima, ha condenado hoy, con su Corte de Justicia espuria, al ex presidente Correa, a 8 años de cárcel. Un juicio amañado, injusto y perverso.

Lo mas insólito de todo esto es que, tanto Trump como Moreno no son capaces de enfrentar la epidemia del coronavirus que enfrentan sus países. Norteamérica se ha convertido el país con mas infectados y con más muertos; Trump hasta hace poco se burlaba de quienes le advertían para que tomara medidas. Y actúa, como si fuese emperador del mundo, mediante la fuerza: impone sanciones aquí y allá; no solo eso, ahora incluso practica la piratería pues incauta material destinado a combatir el Covi 19 destinado a otros países.

Moreno, el traidor, desmanteló el sistema de salud que dejó Correa porque había que ahorrar unos pesos. Ahora la epidemia se ha desbordado y, sobre todo en Guayaquil, los muertos aparecen en las calles porque ni siquiera capacidad para enterrarlos hay. Moreno, no solo traidor sino que embustero y cobarde, ha mentido al pueblo sobre la dimensión de la tragedia que ocurre en El Ecuador. Frente a esa situación de desesperación por su incapacidad, acude al circo y condena a Correa, porque le es más fácil manipular la justicia que enfrentar la verdadera amenaza que constituye ahora el Covid 19. El pueblo ecuatoriano ya se quitó las ateojeras.

Así se desenmascaran, ellos mismos, los traidores al pueblo.

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