Por: Víctor Manuel Ramos
Almagro, el secretario general del Ministerio de Golpes de Estado en América Latina de Los Estados Unidos, debe estar sumamente satisfecho con lo que ocurre en Bolivia: ha DIRIGIDO EL GOLPE de Estado en Bolivia en contra de Evo Morales, el presidente que, según el informe de la OEA, ganó La elecciones. El acto criminal, porque no se le puede llamar de otra manera, desenmascara los objetivos de la OEA, convertida, a través del Mr. Almugre, en el patrocinador de los golpes de Estado en Nuestra América, sin importar si con eso mancha sus manos con la sangre de los pueblos que son reprimidos con gas y bala, con la muerte como estandarte, con la negación de la libre determinación de los pueblos.
A Almugre le importa un pito la legalidad. Él impone gobiernos sumisos y leales a su traición a punta de bala y atropellando las leyes. Por eso hizo que Áñez, una mestiza de pómulos salientes, muy activa en los sitios de videos pornos, se hiciera autoproclamar presidenta de Bolivia, biblia y garrote militar en mano y que la misma autoproclamada enviara a los militares y a los policías a reprimir, a la población que exige el respeto de la ley, a sangre y fuego.
La OEA ha hecho proclamar a Áñez durante una sesión de la Asamblea en la que no había quorum y quiere desconocer la legitimidad de la Asamblea y del Senado, reunidos después, con el legítimo quorum y respaldada por los votos que les eligió democráticamente.
Salta a la vista la auto caracterización de los golpistas: primero: la policía y el ejército se acuartela y se opone a mantener el orden frente a las manifestaciones de los fascistas, pero luego que se da el golpe salen a las calles a matar a los bolivianos, a asesinar con el respaldo de un decreto que les libera de toda responsabilidad penal. Más no saben que la justicia llega tarde pero segura.
Segundo: los dirigentes golpistas desprecian a los indios y creen que deben ser confinados en las montañas; esta actitud es amparada en un falso cristianismo que cree que los indígenas no tienen derecho a la libertad de culto y que, como en tiempos de la inquisición y de la sangrienta conquista española, deben adherirse a la biblia so pena de sufrir graves consecuencias.
Tercero: se ha hecho evidente que el golpe fue organizado y financiado por el gobierno norteamericano, intolerante frente a las decisiones democráticas de los pueblos. Todo porque está interesado en el control total de la América Latina para convertirla, ciertamente, en un auténtico patio trasero, con la cooperación de los traidores a la patria, sobre todo de los policías y militares corruptos, asesinos y traidores.
He visto, sin embargo, una contundente respuesta de los bolivianos frente al golpe, de tal suerte que la autoproclamada, la guaidá, no ha podido consolidar su régimen de terror y de racismo religioso pese a su respuesta violenta criminal y asesina.
Los pueblos del mundo estamos con los bolivianos que luchan por el restablecimiento de la democracia y de sus legítimas autoridades y auguramos que, más temprano que tarde, como lo sentenció Salvador Allende, y con los Millones que vendrán para sumarse a la lucha, el pueblo vencerá a los racistas, a los falsos cristianos, a los militares asesinos, policía vendida por un pan con mostaza.
Muy callado está Almugre frente a la tragedia de Haití, en donde hay ya muchísimos muertos; con las protestas en Chile, en donde los militares salvajes han provocado ceguera entre los protestantes; con la insurrección popular en Ecuador; con las protestas en Panamá exigiendo una nueva Constitución; frente a la ilegalidad y la vinculación con el narcotráfico del régimen de Honduras; con el presidente fascista llamado Bolsonaro y la insastisfacción de los brasileños. Muy calladito también está el secretario general del Ministerio de golpes de Estado del imperialismo con motivo de las amenazas, violatorias de la Carta de la ONU, de Trump, aspirante a ser el gendarme general del mundo, en contra de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Bolivia vencerá. Evo, será eterno. Y Almugre pasará a la historia, tal cual es: la mugre traidora de los pueblos de Nuestra América.
