domingo, octubre 6, 2024
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El periodista que vino del frío de la pobreza

Por: Galel Cárdenas

Cuando conocí a Renato Alvarez era un periodista nacido en el frío de la pobreza, un comunicador objetivo que trabajaba en alguna emisora de cierta prestancia radial a nivel nacional.

Era considerado un comunicador beligerante que se oponía a las prácticas corruptas del sistema político del país.

Poco a poco se fue alejando de su origen de pequeñez económica cuando saltó a una casi insignificante televisora propiedad de los constructores del Coliseo Nacional de Ingenieros, mismos que luego cayeron en desgracia por asuntos de la turbiedad financiera que prontamente los colocó fuera de cierta trascendencia burguesa.

El periodista había surcado los cielos de un buen comunicador que interactuaba con los protagonistas de la protesta social más aguda de este país dividido en dos clases sociales, definitivamente antagónicas, sin posibilidades de una conciliación aproximadamente cercana.

Pronto se convirtió en un periodista de gran prestigio que el monopolio Ferrari y compañía sostienen sobre las frecuencias radiales y televisivas que se han apropiado del espectro radiológico denominado electromagnético y de todos los tipos de comunicación virtual masiva posible en Honduras.

Rafael Ferrari junto con Jorge Canahuati, Carlos Flores Facussé, Rodrigo Wong Arévalo y otros empresarios del nuevo cuño hernandista son los dueños de emisoras radiales, compañías televisoras, periódicas gráficos y otras formas que la tecnología informática ha difundido en el mundo capitalista global.

Nada hay en Honduras en términos de comunicación masiva que no sea manejado psicológicamente por los empleados comunicadores dedicados a manipular la conciencia del ciudadano receptor ingenuo, crédulo y desprevenido, pues aquellos convertidos en voces del alter ego burgués oligárquico se han dedicado a distorsionar la totalidad del pensamiento social del receptor disperso como le llama la teoría de la comunicación.

Fue para esa función que contrató Rafael Ferrari y sus socios (¿sucios?) al antiguo honesto periodista que había venido del frío tembloroso de la pobreza.

Con los suntuosos pagos que recibió fue cada vez tornándose en una voz y figura que competía con Rodrigo Wong Arévalo, el ahora magnate de la comunicación hondureña, que es a la vez consejero y analista de la ultra derecha fascista, hoy revestido de un liderazgo propicio del bipartidismo reaccionario como el que más.

De este modo durante mucho tiempo fue escalando socialmente en las francachelas de la oligarquía dominante golpista bi-partidaria.

El Golpe de Estado de 2009 fue su catapulta debido a las jugosas entradas de dólares que le proporcionaron las agencias de inteligencia norteamericana, aunados a los nuevos dineros provenientes de los financistas del Golpe de Estado referido y su continuidad durante los nueve años que ha permanecido con los gobiernos de Porfirio Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández, que saqueando las arcas estatales, se dedicaron a montar un artificio de democracia, justicia y equidad, instalado para enmascarar la dictadura recién ascendida al poder general por la manu militari.

La voz e imagen del periodista del canal 3 fue volcándose a atacar denodadamente a Mel Zelaya, el poder ciudadano, la consulta popular y todo aquello que se organizó políticamente como el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y el Partido LIBRE, fruto de las negociaciones impostergables que el imperio no logró detener.

Renato Álvarez, entonces, fue a esas alturas de su cambio en el climaterio de su personalidad e ideología, un corifeo de la dictadura de Hernández y todo su entramado dictatorial inhumano, cruel, represivo y asesino.

De este modo, toda su palabra, personalidad y figura se transformó neuróticamente, a tal grado que dejó su estilo comedido y sereno de análisis político y asumió una conducta irascible, rabiosa y sectaria, tanto que en algunos pasajes de sus programas se le notó exacerbado, iracundo, colérico, enfadado como cualquier activista de marras del Partido Nacional.

Todas las acciones de la Oposición Política contra la Dictadura y las distintas formas organizativas que han surgido en el decurso de la tiranía, todas las plataformas políticas refundacionales fueron declaradas non gratas por su voz y su argumentación casi siempre desfasada, ilógica e irreal.

En el paroxismo de su desesperada discusión ideológica, ya rayana en la locura, al percibir que el Movimiento Estudiantil Universitario, digno de una juventud revolucionaria, convocó a paros indefinidos en la UNAH en contra de la traidora y cobarde negociación de la burguesía transportista, se salió de sus casillas racionales y en un estado anímico de enajenación, lindando con la demencia política, ideológica y periodística, solicitó al gobierno de Joh y sus aparatos de inteligencia militar, capturar y desaparecer a los dirigentes y militantes del MEU, algo jamás escuchado y visto en la última década del curso político hondureño.

Nadie podía imaginarse que aquel valiente periodista que denunciaba la injusticia hace algún tiempo se convirtiera de pronto en un enloquecido agente provocador del régimen dictatorial, hoy hundido en la más absoluta de todas las corrupciones nunca vistas, oídas y ejecutadas.

Realmente poderoso caballero es don Dinero como dice el maestro español poeta de todos los tiempos, Francisco de Quevedo:

¨…Madre, yo al oro me humillo

Él es mi amante y mi amado

Pues de puro enamorado,

Hace todo cuanto quiero

Tiene quebrado color

Persona de gran valor

Tan cristiano como moro

Pues que da y quita el decoro

Y quebranta cualquier fuero..

Poderoso caballero es don Dinero…¨

 

Y sigue aquello y sigue esto…

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