Redacción Internacional (Conexihon).- Mientras los periodistas y los grupos activistas están siendo presionados por los gobiernos de todo el mundo (ver aquí),
la evidencia arroja nueva luz sobre la importancia vital de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y los medios independientes en los esfuerzos contra la corrupción.
Sin embargo, las OSC que trabajan en asuntos de gobernanza y derechos humanos están sujetos a restricciones cada vez mayores en sus operaciones (ver aquí), mientras que los ataques contra periodistas están en aumento en muchas partes del mundo.
Dichas medidas enérgicas no solo son profundamente preocupantes por sí mismas, sino que también se suman a un entorno en el que los funcionarios públicos corruptos, las empresas sospechosas y los delincuentes organizados pueden actuar con impunidad.
LIBERTAD DE ASOCIACIÓN, EXPRESIÓN
EN LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Para Transparencia Internacional, quien recientemente celebró su 25 º aniversario este año, “las personas corruptas han demostrado ser muy hábiles para encontrar formas de superar las limitaciones formales, razón por la cual los enfoques básicos y ascendentes para combatir la corrupción tienden a ser más sostenibles a largo plazo que las reformas institucionales y legales aisladas (ver aquí , aquí y aquí)”.
A menudo, las leyes bien intencionadas son aplicadas de manera deficiente y las instituciones carecen de los «dientes» para hacer que los esfuerzos contra la corrupción sean realmente efectivos. La sociedad civil y los medios son esenciales para ejercer presión y mantener a los gobiernos honestos y responsables (ver aquí y aquí).
Específicamente, la libertad de asociación, incluida la capacidad de las personas para formar grupos e influir en las políticas públicas, es vital para la lucha contra la corrupción.
Las OSC desempeñan un papel clave en la denuncia de violaciones de derechos o en la denuncia de infracciones de la ley. Del mismo modo, un medio libre e independiente cumple una función importante en la investigación y denuncia de incidentes de corrupción. Las voces de la sociedad civil y los periodistas ponen de relieve a los malos actores y pueden ayudar a desencadenar acciones por parte de las fuerzas del orden y el sistema judicial.
¿LIBERTADES CIVILES EN RETIRADA?
LO QUE MUESTRAN LOS DATOS
Para examinar más a fondo estas relaciones, exploramos cómo cuatro medidas principales de libertad de prensa y espacio de la sociedad civil se relacionan con nuestro índice de corrupción en el sector público. Al hacerlo, encontramos evidencia que sugiere que aquellos países que respetan la libertad de prensa, fomentan el diálogo abierto y permiten la plena participación de las OSC en la arena pública tienden a tener más éxito en el control de la corrupción. Por el contrario, los países que reprimen a los periodistas, restringen las libertades civiles y buscan sofocar a las organizaciones de la sociedad civil suelen tener una puntuación inferior en el IPC.
La relación entre la libertad de prensa y la corrupción se ve aún más destacada por los datos proporcionados por el Comité para la Protección de los Periodistas , que documenta los casos en los que los periodistas son asesinados mientras informan sobre una historia.
Desde 2012, 368 periodistas murieron mientras investigaban historias y el 96% de esas muertes se produjeron en países con sectores públicos corruptos, es decir, donde los puntajes del IPC están por debajo de 45.
Además, uno de cada cinco periodistas asesinados en todo el mundo investigaba historias relacionadas con la corrupción. En México, que se redujo en seis puntos en el IPC desde 2014, pasando de un puntaje de 35 a 29, seis periodistas fueron asesinados solo en 2017.
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Hungría y Brasil son ejemplos clave de la relación entre los derechos civiles y la corrupción. Recientemente, Hungría promulgó una serie de medidas para restringir la libertad de prensa. Además, un proyecto de ley reciente en Hungría amenaza con restringir a las ONG y revocar su estado caritativo. Vemos en nuestro último IPC que su puntaje ha disminuido de 55 en 2012 a 45 en 2017.
De manera similar, el puntaje del IPC de Brasil también disminuyó de 43 en 2014 a 37 en 2017. La capacidad de la sociedad civil para participar en la toma de decisiones en el país se ha reducido recientemente, y el país también es un lugar peligroso para periodistas, con 20 asesinados en los últimos seis años .
Por el contrario, Côte d’Ivoire ha experimentado una mayor participación cívica en la política y el progreso en materia de derechos humanos en los últimos años. Descubrimos que el país también mejoró su puntaje del IPC de 27 en 2013 a 36 en 2017.
A pesar de esto, algunos países con puntajes relativamente buenos en el IPC continúan imponiendo restricciones paralizantes a los medios y grupos de la sociedad civil. Dichos países son, sin embargo, atípicos. El abrumador cuerpo de evidencia tanto de la academia como de la primera línea indica que la protección de las libertades periodísticas y civiles es un requisito previo para cualquier reducción a largo plazo en el nivel de corrupción de un país.
CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES
La relación entre las libertades civiles y la corrupción afecta a ambos lados. La investigación académica apunta a un círculo vicioso, donde la corrupción generalizada destruye el espacio cívico remanente y se dirige a grupos que plantean un desafío a la autoridad. Al mismo tiempo, la incapacidad de los ciudadanos para responsabilizar a sus gobiernos contribuye a un abuso aún mayor.
Los movimientos de base y los periodistas son vitales para mejorar la calidad de la gobernanza. Sin embargo, el respeto por las libertades civiles, como la libertad de expresión y asociación, es solo un componente de una agenda efectiva anticorrupción. Estos elementos demuestran ser aún más poderosos cuando se combinan con la voluntad política genuina de los gobiernos para abordar los problemas en su raíz.