Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- La radio y su comunidad; un medio de comunicación y su trabajo hacia la población. Así se entrelazan dos conceptos en un afán que toma fuerza en Honduras,
el democratizar el espectro radioeléctrico y romper por fin el cerco que mantiene “lo público” y “lo privado”. Abre paso ahora “lo comunitario”.
El maestro José Ignacio López Vigil, en su “Manual Urgente para Radialistas Apasionados” define a las radios comunitarias como aquellas que “no se someten a la lógica del dinero ni de la propaganda las emisoras que así se denominan. Su finalidad es distinta, sus mejores energías están puestas al servicio de la sociedad civil. Se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia. En definitiva -y por ello, el nombre- de construir comunidad”.
Seguimos la ruta de las voces, la música y los sonidos; los que hace que el derecho a la comunicación sea una realidad en la zona Sur del país.
La radio se encendió y el viaje inicia por el dial de la Frecuencia Modulada (FM) en la zona sur del país, donde en más de 60 estaciones, la mayoría están repartidas entre las grandes corporaciones de medios de comunicación del país, pequeños empresarios, la iglesia y exigiendo su lugar a gritos, las radios comunitarias.
Conocer una radio de tierra adentro
Cerca de las diez de la mañana, al sintonizar el dial 95.5 FM, se escucha una cuña radial con el mensaje “esta es Radio Revelación, la voz de la juventud”; de esta forma inicia su transmisión una radio que nace con sangre joven. Estos comunicadores sociales operan, locutan y echan andar su emisora.
Para llegar hasta sus instalaciones, un camino de tierra nos conduce por más de 30 minutos a la aldea Toncontín, en el municipio de Curarén, al sur del departamento de Francisco Morazán; es notoria una línea divisoria de la desigualdad económica. El tramo final que lleva hacia la radio no tiene alumbrado público, sus habitantes gozan del servicio de electricidad gracias a un proyecto de paneles solares auspiciado por una agencia de cooperación internacional; de este modo la radio puede salir al aire.
En una planicie, una casa construida con adobes y de tres piezas, por fuera muestra su colorido con imágenes y una letra imponente que indica la sede de la radio. En su interior, cuatro jóvenes se dividen las tareas, entre ellas dejar “galana” (aseada y ordenada) la cabina. En una larga banca se sienta uno de los comunicadoras sociales, Merlin Martínez y comenta sobre la historia de La Revelación.
María Alvarado, Melvin Martínez y Denis Velásquez, cuyas edades andan entre los 18 y 24 años, fueron quienes iniciaron la faena de ese día en la radio. Tres de los nueve que activan en el quehacer diario de la emisora y a su vez forman parte de la Red de Jóvenes de este municipio.
“Surgimos hace cinco años, sentíamos la necesidad de tener el acceso a la comunicación. Esa fue nuestra idea”, afirma mientras va llegando el resto de integrantes la Red de Jóvenes responsables de la transmisión diaria.
La Red surge con el mismo sueño de la radio. Gracias al apoyo de la Fundación Simiente empezaron proyectos de microempresas entre ellas el riego para siembra, en comunidades alrededor de Curarén. Más de 130 la integran hasta el momento.
Luego de la consolidación de estos proyectos, se obtuvo lo que parecía difícil, “nunca pensamos que un medio de comunicación podría llegar hasta acá”, cuenta Merlin.
La radio cerca de su gente
En sus seis horas de programación que concluye a las 4 de la tarde, esta emisora creativa y comunitaria, ofrece contenidos comunicacionales que van desde cortos noticieros, hasta programación musical con mensajes educativos. “Queda prohibido trasmitir ritmos y letras que inciten a la exclusión de género, a la narcoactividad, entre otras”; así lo establece el decálogo de la radio.
El programa insigne de la radio se llama “Cosas de Cipotes”. María Alvarado, joven radialista, apunta que en este espacio interactúa con el resto del equipo y hablan sobre cómo desenvolverse en comunidad y la participación en la toma de decisiones de su aldea “es sobre cómo debemos actuar los jóvenes”.
Existen espacios con enfoque religioso y político partidario, los cuales son pagados, con una tarifa opcional para el sostenimiento de la radio. “A los religiosos sólo les pedimos que colaboren con lo que puedan, a los otros si les establecemos una especie de tarifa porque tiene con qué pagar”, puntualizan los chavos y chavas de La Revelación.
También la radio camina cerca de su gente, sus encargados van de casa en casa para preguntar acerca del contenido que en ella se transmite ¿Qué les parece? “y nos ofrecen sus respuestas; a algunas personas les gusta y otro sector nos dice que hay que mejorar”, apunta Merlin.
Los poderosos de “sangre azul” pretenden censurar sus voces
“Ahorita tenemos dificultades, estamos recibiendo amenazas de políticos, especialmente del vicealcalde que es del Partido Nacional”, denuncia María.
Por cubrir todo tipo de información, de todos los sectores, sin tener ningún tipo de prioridad es que se han visto amenazados por políticos locales afines al partido de gobierno. El quitarles la casa y el terreno donde actualmente opera la radio, ha sido una de las constantes.
Merlin, en la misma línea que su compañera, sostiene que “si uno es del partido oficial no existe problemas, pero si tenemos una opinión crítica existe represión hacia nuestro trabajo”.
“Cuando le hablamos al pueblo, le aconsejamos, ellos – autoridades municipales- se sienten incomodos y nos amenazan”, puntualiza María.
Para el reciente proceso electoral interno del partido Libertad y Refundación (LIBRE),- brazo político del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP)- surgido después del golpe de Estado en el año 2009, realizado el pasado mes de octubre, la radio dio cobertura al mismo. La respuesta que tuvo dicho acto fue el incremento de las amenazas de cierre de La Revelación.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su informe sobre la situación del país, publicado en febrero de este año señala debilidades para ejercer el derecho a la comunicación, especialmente para quienes pretender instalarse como medios comunitarios.
Dentro de los obstáculos que evidencia el informe de la CIDH, se encuentran “los procesos y condiciones para la adjudicación de frecuencias a medios comunitarios y la necesidad de que la normativa vigente sea reformada de conformidad con los estándares interamericanos y adoptada mediante ley, en sentido formal y material”.
Asimismo, el informe hace hincapié en la alta concentración en la propiedad y control de los medios de comunicación en el país. La Relatoría Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana advierte una tendencia preocupante “en lo que refiere a la adquisición de grandes medios por capital transnacional y el control de medios pequeños por parte de dirigentes políticos que reproducen contenidos ideológicos y concentran el mensaje”.
En la actualidad, el número de radios comunitarias ha crecido en el país; sin embargo apenas alcanzan el uno por ciento (1%) del total de frecuencias a nivel nacional. Son reconocidas por una Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) regida por el oficialismo en el poder y que se muestra reacia a un paquete de reformas al actual reglamento que les rige, propuesto desde la Asociación de Medios Comunitarios de Honduras (AMCH).
Pero esto no limita el corazón, las ganas de hacer de la radio su trinchera, su casa para las y los jóvenes de “La Revelación”. “Somos abiertos, luchamos por la defensa de nuestro medio ambiente, de la comunidad y le apostamos a que más jóvenes se sumen a nuestro trabajo”, sentencia Melvin.
Y así transcurre el tiempo, llega la hora de cerrar la programación porque el panel de energía ya no da para más, los rayos solares van desapareciendo. Un equipo de jóvenes comunicadores baja hacia la ciudad de Choluteca para participar junto a otros colegas radialistas en un encuentro de emisoras comunitarias de la zona sur. Allí compartirán experiencias, unirán visiones y dejarán plasmada la idea de que existen voces al servicio de la comunidad; esa comunicación que sí es posible.