Por: Gissel Grandez
El 3 de mayo es el día mundial de la libertad de prensa, indispensable para informar a la sociedad y base fundamental de la democracia, es importante conocer y aprender de las buenas prácticas de algunos comunicadores y comunicadoras que han trascendido en la historia, como el periodismo que ejerció Rubén Darío y que sirva de impulso para las y los comunicadores a decir la verdad y contribuir al goce pleno de la libertad de expresión.
Apenas superada la niñez el joven Félix Rubén García Sarmiento dedicó sus primeros esfuerzos creativos a escribir poesía quizá sin saber que al convertirse en poeta también ejercería la palabra escrita como periodista. Fue en el periódico “La Verdad”, de León donde publicó sus primeros artículos y crónicas y su nuevo nombre comienza a ser conocido. Su poesía empezaba a ser publicada en diarios y revistas. A la edad de 12 años sus primeros versos “Una Lágrima” fueron publicados en el diario “El Termómetro”.
En 1881 durante el periodo presidencial del señor Joaquín Zavala Solís, el príncipe de las letras castellanas escribía artículos combativos en contra del gobierno que fueron publicados por el periódico político “La Verdad”. En estos textos flameaba una fuerza arrolladora de encendidos ideales, con una vitalidad que alimentaba en su fuerte impulso y temperamento de lucha por las causas de la justicia y libertad.
Este periódico pertenece a la oposición y consecuentemente lo que ahí se escribió iba dirigido contra el gobierno, ante la molestia de la cúpula en el poder y la clase gobernante.
A finales del siglo 19 se vivía en León un ambiente hostil lleno de conspiraciones y sentimientos revolucionarios, manteniéndose con esto las luchas ideológicas de los partidos predominantes y la hegemonía del catolicismo sobre la base intelectual en conflicto con el pensamiento libre.
Todo este conjunto era propicio para que el joven periodista pudiera ejercer su nueva profesión con seriedad y dedicación. Abriéndose nuevos horizontes para el desarrollo de su prosa con un hibridismo único y particular.
León: cuna del pensamiento y del periodismo
En la ciudad de León se publicaban más de 10 periódicos donde se presentan, analizan y estudian los más diversos temas sobre ciencias, artes, cultura general, entretenimiento, economía y religión. La localidad estaba nutrido de lo más selecto de la intelectualidad nicaragüense y era considerada la cuna del pensamiento nacional, del liberalismo y del periodismo, pues cabe recordar que los primeros periódicos se comenzaron a tipografiar y publicar aquí, desde 1829.
León, Nicaragua es considerada la primera capital de la revolución
El espíritu del poeta era curioso, inquieto y abierto a la experimentación y el conocimiento de lo nuevo y de lo incitante, no permanecería distante, ni pasaría desapercibida la imperante situación política, decidiendo entonces abrazar los cánones, liberales e inclinándose a favor de la causa unionista centroamericana.
Los escritos de Darío se caracterizaban por ser artículos combativos y liberales, exhortando al progreso, la democracia, la libertad, la justicia y la unidad, llenos de encendido patriotismo y nacionalismo, por consiguiente le trajeron problemas donde se vio envuelto en serias dificultades y hasta fue requerido por la policía, acusándolo de vago y de personaje sin oficio, y por primera vez, sin mayores percances, se salva de ser condenado arbitrariamente.
En el diario “La Unión”, Rubén Darío trabajaba la prosa y el verso, así como los artículos editoriales. En uno de ellos, “La Misión de la Prensa”, publicado el 18 de febrero de 1890, escribe: “La pluma es hermosa, el escritor debe ser brillante soldado del derecho, el defensor y paladín de la justicia. Son gloriosas esas grandes luchas de la prensa que dan por resultado el triunfo de una buena causa, la victoria de una alta idea”.
En otro artículo de ese mismo año, realza la labor que deben ejercer los medios de comunicación en su función de ente formador y educativo de los pueblos, donde subrayó que, “La prensa es la tribuna del pueblo, ha dicho Castelar, y en verdad, ella es la que siempre está abogando por los derechos de los pueblos; la que pone de manifiesto la conquista de que es capaz el espíritu humano en su desenvolvimiento progresivo; que hace resaltar los beneficios de la civilización en todos sus aspectos; la que en fin pide –como Goethe- luz, más luz, allí donde imperan las tinieblas de la ignorancia. ¿Cuál es el termómetro que debe observarse para juzgar el progreso de un país y decidir de su futura suerte? La instrucción popular es la base de todo engrandecimiento; donde ella falta no hay luz, y sin luz no se puede dar paso seguro en la marcha del hombre”
Rubén Darío: el periodista
Si bien desde su juventud, Rubén Darío difunde su trabajo poético por medio de los periódicos y revistas, es entrando a la última década del siglo 19, que su producción periodística se acentuó y se convierte en una etapa importante en la vida intelectual y productiva del poeta.
En el mes de mayo de 1892 escribe en “El Heraldo” acerca de la misión y función del periodista, un artículo acertado y con mucha actualidad, donde hace sonar las campanas de la honestidad y del decoro ante el gremio, apuntó que “Ya la misión del periodista no se ve, como antaño, ardua y gloriosa. Los que aman su carrera y su pluma, los que se consagran con decisión a ese oficio, que es un sacerdocio, tienen que ver con vergüenza cómo se convierte la tinta en lodo y la pluma en puñal, cómo hay quienes no ven lo alto de su misión y sean fáciles al halago al interés…”
Conclusión: El periodismo, como la poesía, es la voz de quienes queremos una sociedad ideal
Es un hecho que la violencia estructural en la que estamos sumergidos nos quiere obligar a callar, por eso celebramos hoy la palabra escrita.
Los comunicadores debemos ser objetivos porque al informar a la sociedad tenemos que decir los que otros por el miedo que les invade no pueden y pasan al silencio.
La importancia de la labor periodística es ser la voz de los sin voz, visibilizando los crímenes que son perpetuados hegemónicamente por la clases dominantes, denunciando la opresión.
El periodismo militante trabaja por el triunfo de la causa social, trabaja solo para las causas justas. Es el medio de lucha de la sociedad, porque solo haciendo uso de la palabra es que se logra la sensibilización de temáticas latentes que pretenden normalizar. No podemos seguir culpando a las víctimas de sus desgracias.
Ningún comunicador social debe claudicar en la misión de informar con veracidad, en su intento de educar al pueblo, que se ve necesitado de pensamiento crítico. En especial ante las políticas públicas que se le imponen sin consultarle. No podemos seguir cayendo en los vicios de la corrupción poniendo un precio a la moral y ética de nuestra labor profesional.
Decir la verdad es parte de establecer la paz, la convivencia y de posicionar las necesidades humanas, para poder posibilitar una ruta al desarrollo. Se trata de ir con libertad por la vida, de no tener miedo de disfrutar cada momento, poder ser libres en nuestro actuar y emitir opiniones vociferando nuestras decisiones e interpelaciones.
Tenemos que ejercer el derecho a la verdad, derecho a la libertad de expresión, derecho de acceder a la información pública y reconocer las capacidades de libre pensamiento y reflexión para construir y transformar realidades generando opinión pública con respuestas correctas ante todo conflicto. Esto se lograr por medio de un verdadero ejercicio de la democracia transformadora y participativa desde el pueblo y para el pueblo.
¡Las balas no callan la verdad, la evidencian¡