martes, diciembre 17, 2024
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Las cuentas de Gárison y los argumentos de Perogrullo

Por: Víctor Manuel Ramos

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “las cuentas de Gárison”? Renán Martínez, en su libro Crónicas del Camino, nos cuenta que Manuel García Rivera, un migrante mexicano que se instaló en El Progreso, en el Norte de Honduras, llegó a ser uno de los más importantes potentados de la zona. Manuel era un experto en enredar las cuentas de quienes le cobraban; las torcía de tal manera que, de acreerdores, sus empleados, cuando le cobraban el salario, resultaban deudores. La popular frase se acuñó con la palabra Gárison, una elipse de García Rivera & Sons. Lo de Perogrullo es de conocimiento en el universo del español.

Todo esto viene con motivo del viaje del usurpador de la presidencia de Honduras, Jun Orlando Hernández, a Washington, en dónde no fue recibido por el presidente Trump, ni le brindó las atenciones dadas a la esposa del autoproclamado, que de conformidad con el artículo constitucional alegado para su acto de circo, ha caducado su mandato virtual después de que transcurrieron 30 días, de tal manera que, de acuerdo con su enredo leguleyesco, ya no es presidente encargado, no nada. Tan es así que Alemania no le reconoce más.

El señor Hernández, como lo dije, viajó a Washington para participar en la reunión de la organización sionista más poderosa de Los Estados Unidos, el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC), a la cual también asistió el señor Netanyahu. Ahí, Hernández anunció –no reveló, por supuesto, que tal anuncio es el resultado de las presiones ejercidas por Trump-, que extendería el brazo diplomático, cuyo cuerpo está asentado en Tel Aviv, hasta la ciudad de Jerusalén, en donde instalará una Oficina Comercial, como una extensión de la representación diplomática de Honduras en Israel. En esa misma reunión, Netanyahu y Hernández firmaron un convenio, con duración de 20 años, para que Israel colabore con el equipamiento y entrenamiento de las Fuerzas Armadas –todos somos sabedores que las bombas lacrimógenas con que el gobierno de Hernández reprime a a los manifestantes hondureños provienen de esa cooperación-.

Este apego a Israel, por parte de Hernández, solo confirma mi tesis de que hay un plan sionista, dirigido por Netanyahu y el loby sionista norteamericano, destinado a copar los gobiernos de América y África,  con el propósito de ponerlos en manos de las sectas protestantes que tienen su cordón umbilical conectado con los grupos fundamentalistas norteamericanos y el gobierno de Israel, para mejorar la votación en la Asamblea General de la ONU. Estos grupos de protestantes han elevado a asunto fundamental de su prédica el que Israel es el pueblo elegido de dios y por eso  en cada iglesia exhiben la bandera de ese país, responsable de múltiples violaciones de la ley internacional y de genocidios.

         La decisión de Hernández de extender el brazo diplomático a Jerusalén, con una Oficina Comercial, fue inmediatamente celebrada por Netanyahu, quien destacó que “será el primer paso hacia la trasferencia de la embajada de Honduras a Jerusalén”. La Secretaria de Relaciones Exteriores, Sra. María Dolores Agüero, la misma que sufriera una tremenda avergonzada en la OEA cuando se enfrentó con Delsy Rodríguez, también celebró la decisión de la apertura de la Oficina comercial de Honduras en Jerusalén, porque, dijo,  contribuye a “fortalecer nuestros sólidos vínculos de amistad”.

El ex canciller, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, ex decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y ex magistrado de la Corte Centroamericana de Justicia, Guillermo Pérez Arias, por su parte predijo que esa oficina mejorará el comercio y la cooperación entre ambos países.

Luego argumentó, a los estilos de Gárison y de Perogrullo, para justificar la decisión de Hernández: “perfectamente un Estado puede extender su brazo comercial o consular a cualquier parte del Estado receptor. En este caso, por ejemplo, es una oficina comercial, pero es lo mismo que sucede con los consulados en un Estado receptor, de acuerdo a los intereses y  número de población de nacionales” (¿?). “La agregaduría comercial que está n Tel Aviv se proyectará físicamente con Jerusalén”. Y sigue con sus argumentos, realmente sorprendentes para alguien que ha desempeñado tan honorables puestos  relacionados con la jurisprudencia y la enseñanza.

Por último, la abogada Ana de Hernández, esposa de Hernández,  a pesar de su formación   en la carrera de las leyes, ha terciado dado un espaldarazo a la decisión de su marido.

Para finalizar las aberraciones de estos funcionarios, el mismo Juan Orlando Hernández, ha justificado su decisión con el argumento pueril de que Dios va a bendecir a Honduras por dar el apoyo a Israel: “si el pueblo hondureño bendice a Israel, Dios nos va a bendecir a nosotros”. “Yo sé –ha agregado Hernández- que muchos me van  criticar en Honduras y en el mundo, porque yo ya comencé el proceso y el primer paso de (para) abrir una  oficina en lo que (¡) para mí es la capital del Estado de Israel, Jerusalén”.

Posiblemente estos personajes no conocen las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Jerusalén y quizá no saben que tales resoluciones son de estricto cumplimiento para todos los miembros del organismo internacional; o es que se hacen los santandereanos de Jalisco. La resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada el 23 de diciembre de 2016, se refiere a la situación de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados desde 1967, incluyendo Jerusalén este.

La resolución, de obligado cumplimiento para todos los países miembros de la ONU al ser vinculante, afirma que dichos asentamientos «no tienen validez legal» y los califica como una «flagrante violación» del derecho internacional, demandando a Israel detener tales actividades y cumplir escrupulosamente las obligaciones y responsabilidades jurídicas que le incumben como «poder ocupante» en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra relativo a la Protección debida a las Personas Civiles en Tiempo de Guerra, del 12 de agosto de 1949.

¿Quién es el Sr. Hernández para desobedecer las resoluciones del Consejo de Seguridad, si no es porque Mr. Trump le tiene cogido del pescuezo? ¿Por qué, Hernández viola el artículo constitucional No 15 que dice literalmente: “Honduras hace suyos los principios y prácticas del derecho internacional que propenden a la solidaridad humana, al respecto de la autodeterminación de los pueblos, a la no intervención y al afianzamiento de la paz y la democracia universales.

Honduras proclama como ineludible la validez y obligatoria ejecución de las sentencias arbitrales y judiciales de carácter internacional”. ¿No está orillando Hernández el mandato de la Constitución que le obliga a respetar la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y al afianzamiento de la paz y la democracia universales? ¿Qué autoridad tiene Hernández para decidir que Jerusalén es la capital de Israel en violación de lo dispuesto por el Consejo de Seguridad? Y, ¿Quién nos ha autorizado, a los hondureños, para andar repartiendo bendiciones? Porque de ser así, es esté país, esta desgraciada Honduras, el que está sediento de muchísimas bendiciones que la saquen el régimen usurpador, del hambre, la falta de servicios de salud, la falta de vivienda, de alimentación de trabajo, de escuelas,…

Pues no, señor Hernández, con sus decisiones y actuaciones, que desgraciadamente no son decisiones propias sino impuestas por su amo norteamericano, y que, en vez de propiciar la paz mundial, está agravando el conflicto entre Israel y los países árabes, profundizados por las  acciones de Israel que se pasa por cualquier parte las resoluciones del Consejo de Seguridad, que agrede a sus vecinos árabes, que ha expulsado a los palestinos de sus casas y sus tierras para edificar asentamientos ilegales, que ha asesinado a miles de palestinos y encarcelado ilegalmente a otros miles más.

Y ¿qué hermenéutica le dice al Pérez Arias que un Estado puede extender su brazo a territorios que no pertenecen, por ley, al Estado receptor? Porque de acuerdo con el Consejo de Seguridad, Jerusalén es una ciudad ocupada por Israel y no pertenece a ese Estado. De acurdo con ese argumento yo podría perfectamente instalar en el solar en disputa de mi vecino una granja avícola, sin necesidad de solicitar la debida autorización. Parece que Pérez Arias ha aprendido muy bien las lecciones de Manuel García y que se ha empapado de la doctrina de Perogrullo. Ambas no son compatibles con los tratadistas del derecho de gentes y del derecho internacional.

¿Cómo se atreve Honduras a ir contra la Corriente? Las más recientes resoluciones del Consejo de Seguridad han recibido 14 votos a favor  del asunto de Jerusalén y solo el de Estados Unidos en contra, sin ningún asidero legal. Y la Asamblea General ha sido contundente en innumerables veces sobre este asunto y ha condenado enérgicamente a Israel. Es más, la Presidencia de la Asamblea General de la ONU que había promovido Honduras para la embajadora Flores no fue posible por la actitud ilegal y sumisa de nuestro país. ¿Se enterará Hernández de la ilegalidad de todo ésto para afirmar con la mayor frescura que él acepta como capital de Israel a Jerusalén y que esté dando pasos conducentes a trasladar la embajada de Honduras en Tel Aviv, contraviniendo la ley internacional?

Honduras podría sufrir sanciones por su postura irracional, pero Hernández, al ponerse al margen de la Constitución y del Consejo de Seguridad, tarde o temprano, será objeto de un firme reparo judicial.

Con las cuentas de Gárison y los argumentos de Perogrullo no es posible convencer más que a incautos.  29 de marzo de 1019.

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