Parte 1
Los Prados, Namasigüe (Conexihon). – Acoso, hostigamiento, violencia y criminalización de la protesta es el escenario que viven los pobladores de cinco comunidades
del municipio de Namasigüe, que se oponen a la instalación de un proyecto de energía solar. El temor de la población es la pérdida de la biodiversidad, las fuentes de agua y el incremento de la temperatura. A más de dos años de instalados en un campamento de defensa del territorio su clamor no ha sido escuchado.
La instalación del proyecto de energía fotovoltaica “Los Prados”, iniciado sin el proceso de consulta adecuado sobre el afectaría los derechos de los pobladores en las comunidades de Rancherías, Costa Azul, Guamerú, Prados 1 y 2, El Obraje y El Chagüitón a inmediaciones del municipio de Namasigüe, en el sureño departamento de Choluteca.
Al menos 17 personas han sido criminalizadas y enfrentan diversos cargos en represalia por exigir el derecho a ser consultados, mientras que las acciones de seducción por parte de la empresa Solar empezaron a fraccionar familias y a incrementar la violencia en la zona.
Pobladores acusados por el delito de coacción |
1. José Santos Reyes Aguilar |
Esta es la crónica del conflicto narrada desde las voces de los afectados, pues pese a las repetidas solicitudes de entrevista tanto con la alcaldía como a la empresa ninguna de las partes ha respondido. La crónica narrada en tres partes, inicia con la acusación girada por la empresa Energía Solares S.A., se trata del segundo requerimiento en contra de los pobladores. En su mayoría los nombres han sido omitidos o cambiados para garantizar su integridad física.
6:00 a.m.
“El 18 de septiembre del año pasado habíamos estado cuidando el campamento estábamos 14 personas cuando llegaron los guardias privados de la empresa Energía Solares S.A. miramos varios carros blancos y nos quedamos en los bancos que tenemos ahí, eran varios y los pusieron todos en línea, después llegaron otros con la gente armada los apiaron (bajaron) del otro lado de la calle y se alinearon (los guardias). Este es vergueo dijimos nosotros al ver que se pusieron con los toletes y los escudos ahí, andaban con escopetas y pistolas”, dijo María López, quien permanece en el campamento de Rancherías establecido en agosto del año pasado.
“Nosotros vimos desde el bus y cuando observamos esa gente que iban a golpear a las mujeres nos bajamos, teníamos miedo, pero dije aquí no hay de otra, pensé nos van a malmatar porque somos poquitos y entonces quebramos unos palos que estaban ahí a modo de garrote. Le grite al jefe de ellos que no nos tiraran a la gente así a golpearnos”, narró Juan de Dios, cuñado de María.
“Entonces el jefe de seguridad contó uno, dos y tres y ya, fue así como empezaron con los toletes a querernos golpear, eran como noventa personas, con un camión de trabajadores”.
“Al pegarle a Don Jorge [un señor de la tercera edad] nosotros nos defendimos, le di un golpe al que nos agredió, pero solo le di en el escudo y los demás se ensañaron con las mujeres, los empujamos a todos con los palos para atrás. Entonces le dije al jefe que nos agarráramos solo los dos que dejara a los demás y retrocedieron, deténganse les grité nos vamos a dar solo los dos”.
Las mujeres empezamos a llamar a otros, porque nos preocupamos. Lo de las agresiones solo fue unos minutos, pero los guardias estuvieron ahí todo el día, la situación era muy tensa.
Garrotes contra pistolas
Teníamos como un mes y medio de haber instalado nuevamente el campamento, porque la empresa se había parado y trasladado a pelear en la comunidad de Los Prados, cuando ellos quisieron volver allá nos volvimos a poner, para mostrar nuestra inconformidad con el proyecto. La protesta es pacífica, estamos a la orilla de la calle y no entramos a la propiedad, lo que hacemos es por nuestra preocupación, si les damos paso entonces ellos construyen y es lo que no queremos, -explicaron-.
“Ese día que vinieron con tanta violencia, casi solo estábamos las mujeres, nos pusimos frente a la bandera, pero no respetaron, el que dirigía sacó un arma y amenazó a una de nosotras y a otro señor, por eso es que dijimos que si tenía valor que disparara entonces los que venían atrás empezaron a empujarnos y a querer golpearnos. En ese momento solo nos defendíamos, sabe que si nos agredían a nosotros no nos íbamos a dejar, pero no teníamos armas y ellos sí, respondimos entonces con lo que pudimos, solo algunos pudieron agarrar garrotes frente a las pistolas”, contó Juana, otra de las personas permanentes en el campamento.
“En la zona se encontraban trabajadores de la empresa que se dedicaban a limpiar, ellos si tenían algunos machetes, pero no eran de nosotros, la seguridad andaba armas, garrotes y escudos”, añadió.
Juana comenta que una patrulla policial llegó casi al mismo tiempo que los vehículos de la empresa, pero que no intervino. “Hay videos de eso, en los medios locales varios periodistas estuvieron presentando las imágenes y la gente conoció de la lucha que tienen estas comunidades desde hace más de dos años”.
En los últimos 24 meses, la empresa ha cortado una gran cantidad de árboles, más de la mitad y han cavado muchos hoyos nos preocupa que esos paneles solares puedan secarla por completo. Nosotros nos oponemos al proyecto porque van a secar el agua, van a quitar los jícaros y va a aumentar el calor. Si se secan las fuentes de agua de dónde nosotros vamos a secar, lamentaron.
Versión de la empresa
De acuerdo con la acusación de la empresa, el 18 de septiembre empleados de la sociedad se disponían a ingresar al predio o parque fotovoltaico, situado en la comunidad de Rancherías, Namasigüe a eso de las 7:45 de la mañana topándose con un grupo de personas que al ver a los guardias de seguridad de la sociedad, se “encresparon” gritando que no iban a permitir la construcción de este proyecto, profiriendo amenazas con provocar daños a las personas empleados de la empresa este día. Los empleados de la sociedad no pudieron realizar su labor causando con ello el perjuicio a la sociedad mercantil.
“Ellos nos echaron los guardias privados que venían con escudos y palos (tolete), iban a entrar con fuerza y traían dos camiones de gente que venían a trabajar. Eran como 120 personas. Nosotros permanecemos en un campamento en la calle, estábamos desde el 13 de agosto de forma permanente, como una forma de protesta pacífica”, comentó Rosa, que se encontraba resguardando desde la noche anterior.
En el requerimiento fiscal aparecen 17 pobladores, sin embargo, varios de los nombres que aparecen son de personas que inclusive han fallecido, no residen en la comunidad y nadie les conoce. Las acciones de acuerdo con la defensa no han sido suficientemente sustentadas.
Porqué les acusan
“A las 7:45 a.m. estás personas impiden el ingreso al sitio de trabajo, golpean el carro, tiran piedras, dan garrotazos, golpes con palos. A las 7:45 llega camarógrafo y comunicación y se le amenaza con el uso de gasolina con intensión de incendiar un carro. Y hubo intimidación, con lanzamiento de piedras al carro.
A las 9:30 llega Karin Mercedes Campos Johansen, una de las supuestas afectadas, de acuerdo con la parte acusadora “Campos Johansen se acerca a dialogar y es recibida con amenazas y empujones”.
“A las 10:45 llega un vehículo Nissan Blanco cabina sencilla con varias personas con palos y encapuchados, se llevaba agua para la gente que estaban”.
“A las 11:15 los manifestantes golpean los carros para que se vayan, agreden sacando aire de las llantas. Y tratan de darle vuelta al carro y golpean con un palo el carro”.
“A las 12:30 presencia de un carro Nissan rojo, doble cabina con manifestantes”.
“A las 3:30 amenazan con incendiar los carros sino se retiran antes de las 4:00 p.m. y pusieron un ultimátum”.
¿Alguien podría estar mintiendo?
Los extremos sobre supuestos encapuchados, incendiarios, vehículos con pobladores armados, amenazas a los empleados de la empresa, manifestantes armados parecen no coincidir con el humilde discurso de las personas en el campamento, que tienen que trabajar durante una semana para obtener los fondos e ir a firmar el libro de actas hasta la ciudad de Choluteca.
Las residentes en estas comunidades son personas de escasos recursos, en su mayoría se dedican a la agricultura de subsistencia o bien como empleados de las empresas de producción agrícola y camaronera.
En la audiencia de declaración indagatoria realizada los pobladores quedaron con medidas sustitutivas de cárcel que les obliga a permanecer en el país, firmar cada lunes en el juzgado de Choluteca y prohibirle a los imputados comunicarse o acercarse a los ofendidos.