Escrito por: Ronnie Huete S.
Periodista internacional
Las nuevas invasiones en Latinoamérica y el caribe se han tornado sigilosas en el marco de las relaciones diplomáticas internacionales, todo un engranaje de un discurso político de cuatro diversos rostros, que busca un fin; el sometimiento político, económico y cultural de una nación por otra.
Sin embargo, en los últimos 18 años todo apunta en el diseño de un nuevo orden mundial, controlado desde el oscurantismo de las elites del poder internacional, así como han restructurado Palestina desde 1948, de la misma forma observan a Latinoamérica y el caribe.
Washington DC. El reforzamiento de las neo colonias ha sido una clave importante de los Estados Unidos en Latinoamérica y el caribe para mantener su poder insaciable en la región.
La reciente visita de la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (EUA), Nancy Pelosi, a sus colonias no declaradas en el triángulo norte, es un claro mensaje del reforzamiento del poder imperial en la zona.
Las apoteósicas protestas realizadas en Honduras en contra de la narco-dictadura que gobierna esa nación, según lo han señalado medios televisivos internacionales, ha debilitado la ilegitima representación gubernamental de ese país.
Sin embargo, los Estados Unidos se preocupan porque se les escape de las manos el control de la furia social contra la injusticia en que viven los ciudadanos en esa nación centroamericana, ya que Washington a través de sus manuales de control, que ha ejecutado en la historia latinoamericana en el apoyo a dictaduras, describe que son ellos quienes crean y solucionan el caos social.
Por tal motivo, Guatemala, El Salvador y Honduras, nuevamente fueron marcados en la agenda imperialista para afianzar su poder de mandato.
Los presidentes de Honduras y El Salvador son mencionados como sospechosos de estar ligados a fuertes casos de corrupción en sus países, motivo por el cual Pelosi solo se reunió con el mandatario salvadoreño Nayib Bukeli, quien cumple con los perfiles de Washington.
Juan Orlando Hernández es el presidente de facto de Honduras y fue señalado recientemente por la fiscalía de Nueva York, de estar involucrado con el narcotráfico, al ser financiado en su campaña política con 1.5 millones de dólares. Dinero que provino de un reconocido narcotraficante hondureño llamado Alexander Ardón.
Toda una estratagema diseñada para una verdadera emancipación en Honduras, sin embargo, las corrientes políticas progresistas de ese país se limitan a tomar el poder a través de los procesos electorales, más allá de una verdadera destrucción del poder actual, que ha enterrado el cadáver de la democracia en Honduras.
Pero Washington también cierne su vista sobre el resto de la región Latinoamericana para que la agenda en la construcción del nuevo orden mundial vaya conforme al interés internacional del sionismo y sus dictaduras.
Colombia, cuya nación posee 8 millones de desplazados internos, desde el 2016 al 2019 se han registrado 837 asesinatos de líderes sociales, según lo revela el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) en su último informe, siendo la región del Cauca el territorio con mayores asesinatos, los cuales ascienden a 148.
La irrigación de glifosato en las áreas rurales de Colombia para erradicar los cultivos de coca según lo describen los propios ciudadanos exiliados en el extranjero, es una de las causantes para que la tierra se torne infértil y que obligue a sus pobladores a desplazarse a la urbe, formando los cinturones de miseria que rodean en la periferia de las principales ciudades colombianas. Otros optan por salir del país y no volver.
Más de medio siglo en guerra, el conflicto armado en Colombia no parece terminar, y la imposición de presidentes al estilo Washington, es una variante que determina la caótica situación colombiana, que aun mantiene 7 bases militares estadounidenses, lo que determina su frágil estado soberano como país “independiente”.
Su hermana nación, Venezuela, que ha resistido a las agresiones imperialistas en los últimos 18 años con los intentos de golpes de Estado continuos, posee hoy uno de los mayores ataques con el reciente embargo económico, firmado en Washington DC.
Embargo que pronóstica un empeoramiento en la economía de los venezolanos, quienes han sufrido los azotes imperialistas de los EUA, puesto que el intento de apropiación de los recursos naturales y el de retomar el control político y económico tal y cual lo hizo hasta 1998 Washington en esa nación, es uno de los objetivos de los EUA.
Es prácticamente una guerra sigilosa la que predomina contra Venezuela y que se planifica desde la cuna del imperio, quien mantiene el apoyo de sus aliados mediante los gobiernos que ha impuesto en la región latinoamericana, agrupados en la alianza del pacifico.
Sin embargo, la alianza internacional diplomática que Venezuela ha hecho con naciones como Irán, India, Rusia, China y recientemente Turquía, ha evitado una posible agresión bélica de parte de los EUA.
La reconfiguración por el control de sus colonias en Latinoamérica se torna más agresiva, ya que la alternativa bolivariana que se había creado mediante la unión de los estados latinoamericanos comenzó a destruirse desde el 2009 con el golpe de Estado en Honduras y se ha reconfigurado en su totalidad en una de las naciones más importantes de la región, Brasil.
Después del golpe parlamentario de la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff y la imposición de Michel Temer como presidente de facto, fue el trofeo que Washington se llevó a casa al triunfar en sus nuevas imposiciones agresivas, contra sus países vecinos a quienes observa como bases militares, países productores de mano de obra barata para la industria y naciones con extensas tierras fértiles en recursos naturales renovables y no renovables para el uso exclusivo del imperio.
Con la imposición mediática y fundamentalista religiosa del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, Israel gana un fuerte aliado en Latinoamérica puesto que el interés del sionismo internacional es la apropiación de ricos territorios naturales, para cumplir con su basto dominio imperialista en el mundo.
Por tal motivo, en el gobierno de Bolsonaro sean registrado los mayores ataques jamás vistos, contra varias comunidades de los pueblos originarios que hasta en la actualidad, habían sido protegidos por convenios internacionales, mismos que han sido irrespetados por el actual mandatario.
En fin, el libro de las venas abiertas de América Latina, publicado por el fallecido escritor Eduardo Galeano en la década de los setenta del siglo pasado, reafirma su vigencia y la sangre de los indígenas o pueblos originarios, las masivas migraciones, provocadas por las crisis humanitarias como la que existe en Centroamérica, las persecuciones y desapariciones forzadas de lideres sociales, y toda la estela de sometimiento imperialista, asecha con mayor ahínco en la patria grande de América Latina y el Caribe.
La solidificación de los movimientos sociales en cada país latinoamericano y caribeño dejando a un lado los intereses políticos y personales, enfocando su fuerza en la construcción de una nueva alternativa contra está reconfiguración imperialista-sionista puede convertirse en un solido brazo de lucha social, en busca de la justicia humanitaria como creación sublime de la tierra y el detenimiento indiscriminado de los recursos naturales.