Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- Los defensores y las defensoras lo denunciaron en varias ocasiones. El equipo legal y la Mesa Nacional de Derechos Humanos públicamente lo exigieron en sus comparecencias públicas; todo esto antes que Gallo cantara su veredicto cerca de las tres de la tarde.
Es viernes 01 de junio, fuera de los Juzgados de Letras de los Penal en Comayagüela, un grupo de defensores y ciudadanía en general, desplegó entre los barrotes una larga cartulina con un exigencia: JUSTICIA. Adentro, ya un grupo de personajes, así como líderes y lideresas de las organizaciones de derechos humanos estaban acompañando a sus dos compañeros y dos compañeras.
Los tres oficiales de policía, hasta la tarde de hoy, acusados por cinco delitos contra la integridad de las defensoras Hedme Castro, Tomy Morales (tambien periodista), Carlos del Cid y Ariel Díaz, fueron los primeros en ingresar hacia la sala donde fue leída la resolución. Dos de ellos, vertidos con saco y corbata, otro de pantalón y una camisa de tela jean.
Mientras estaban dentro, una lista se llenaba con el nombre de las personas que deseaban entrar en calidad de observadores, en su mayoría de organizaciones defensoras de derechos humanos, de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y representantes del Cuerpo Diplomático.
“Ya los van a llamar para que ingresen”, dijo el encargado del registro manual. Los tres acusados y su respectivos abogados ya estaban en la sala. El reloj marcaba la 1:48 p.m.
Para las dos de la tarde (2:00 P.M.), con una hora de retraso, la sala judicial estaba con ambas partes en la mesa. Alrededor de los defensores y su equipo legal, se encontraban sus compañeros y compañeras en el ejercicio del derecho “a defender derechos”. En el otro extremo, tres policias con sus celulares tomando fotografías, hacían el gesto de tomarse una “selfie”; atrás de ellos no había nadie. Esta vez, la desigualdad era solidaridad.
Para las dos de la tarde con doce minutos, la jueza Gabriela Gallo ingresó a la sala. Tras una rápida introducción por parte del secretario asignado a este caso, comenzó la lectura de la resolución.
“… Esta suscrita decreta”
La defensa, la acusación, algunos defensores y defensoras que observaron el desarrollo de esta resolución con libreta y lápiz en mano apuntaban lo dicho por la jueza Gabriela Gallo. Definió cada uno de los delitos, utilizó cada articulado de la legislación penal y hasta utilizó en su resolución, la conceptualización referente a la defensoría de los derechos humanos.
En este ultimo tema, referente a la importancia de definir la figura de un defensor, la jueza en reiteradas ocasiones utilizó la palabra “Pacíficamente”, en el escrito de su resolución aparece resaltado.
En algún lugar de la lectura, se hizo presente un fragmento del poema “La Casa de la Justicia”, de Roberto Sosa: “Jueces sombríos hablan de pureza con palabras que han adquirido el brillo de un arma blanca”.
En los videos que la togada justifica cada párrafo de su resolución, habla de declaraciones contradictorias o que los cuatro defensores “se constata que lo que hacían era sacar a estudiantes encapuchados que salen detrás del edificio de ingeniería… es decir que no es cierto cuando refieren que habían estudiantes atrapados”.
Para la Jueza y los videos, quienes en realidad tomaron voz propia y se incorporaron al veredicto, a Tomy Morales “se rie, vocifera e incluso da una entrevista para redes sociales”. En el caso de Hedme Castro , su testimonio es falso y tuvo más peso o como lo dice la resolución “hace sentido lo manifestado por el señor Sauceda”.
Se refiere a Leonel Sauceda, quién fue testigo por la parte legal de los acusados.
De Ariel Díaz, joven defensor de los derechos humanos, la jueza aseguró que en sus declaraciones faltó a la verdad.
Carlos del Cid, quién perdió un 80 por ciento de su visión en el ojo izquierdo, luego de lanzado el gas pimienta, fue puesto como un agresor de los oficiales de policía. “él manoteaba en intentaba morder a uno de los agentes”.
Los papeles se invirtieron, las víctimas pasaron a ser victimarios que se abalanzaron contra tres policias que, con sus armas de reglamento, su uniforme, estuvieron por tres horas para que intentaran abrir las puertas del autobús.
“Su papel de veedores y se convierten en parte del conflicto, pues en su rol, no se contempla el impedir que la policía ejerza sus funciones… deberieron coolaborar”, continuaba citando la resolución.
El uso del gas pimienta (o irritante) no constituye el delito para la jueza puesto que ellos repelieron una agresión activa. Y aunque se reconoce que en el caso Carlos del Cid, presenta lesiones, “las mismas son incidentales al empleo que la policía usa como último recurso…”.
El sobreseimiento definitivo fue leído por todos los delitos por los que el 13 de diciembre la Fiscalía Especial de Derechos Humanos (FEDH), luego de una serie de acciones con la Mesa de Derechos Humanos, presentara en contra de los policías.
Desde el 28 de febrero, en audiencia de declaración de imputado, gozaron de libertad, a pesar de los delitos por lo que se les acusó. Esta tarde, quedaron libres, una vez más.
Una sentencia, una condecoración
Una vez leída la resolución, no había más que hacer. El canto ya estaba listo. Carlos del Cid inmediatamente abandonó la sala, un grupo de colegas del Observatorio Ecuménico Internacional de Derechos Humanos (OEIDH) lo acompañaron hasta la sala principal. Había medios de comunicación, defensores y defensoras, pero no había justicia.
Omar Menjivar, del equipo legal de los cuatro defensores mantiene el criterio que, la acción de utilizar gas pimienta “fue innecesaria, arbitraria e injustificada. Fue un acto de castigo, de venganza por no obedecer”.
En tanto para la abogada Kenia Oliva, también parte del equipo acusador contra los oficiales de policía, lo que fue un presentimiento, hoy se convierte en realidad, aunque nunca imaginó que el sobreseimiento hoy otorgado a los uniformados fuera por todos los delitos.
La resolución coloca como victimarios a las víctimas, los acusados actuaron en marco a la ley. El punto fue justificar ese uso de la fuerza y la jueza se decantó por los argumentos de la defensa, dijo Menjivar.
En la misma línea, la abogada Oliva en una entrevista a este medio, denunció que la jueza prestaba mucha atención a los videos propuestos por la defensa de los policías, no así para el número de pruebas que van desde videos, testimonios y dictámenes forenses.
Menjivar, afirmó que un defensor “no tiene sentido si sólo queda de observador”, en referencia al papel de veedores que expuso Gallo en su resolución. Pero el papel del defensor es “observar y prevenir violaciones a los derechos humanos”, agregó
“Para accionar hay que ver, pero no sólo contemplar, ni que fuera una obra de arte lo que hacen los abusadores”, planteó el profesional del derecho.
Pasadas las cuatro de la tarde (4:00 P.M.), el personal que labora en los Juzgados se retira, un candado se colocó en el portón de salida. En los barrotes se dejó colocado el cartel desplegado, sólo en las afueras del lugar, cuatro defensores y sus abogados encontraron esa palabra, Justicia.