domingo, noviembre 17, 2024
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“Mi muchacho, tanta falta nos hace”

Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- “Eduardo Enrique…” el niño servicial y noble. El joven apasionado de la política y que, sin pensarlo dos veces, se involucró en las luchas del movimiento social y popular hondureño. El que compaginó sus estudios de Historia con la de dirigente estudiantil en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Hoy ese niño, ahora joven, no está en sus dos hogares; su casa y su patria.

Doña Nubia Urbina, madre- abuela de Eduardo, se aferra a los recuerdos, a las llamadas telefónicas en donde se reportaba “estoy bien”. Con llanto incontenible por segundos, logró contarle a la prensa la ida forzosa de “su muchacho”.

En conferencia de prensa, convocada por la familia de Urbina, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), defensores y defensoras de derechos humanos, así como liderazgos sociales, este martes 20 de marzo dieron a conocer la situación que enfrenta Eduardo Urbina e información actualizada sobre su estadía.

Antes de la “cacería judicial” en su contra, Eduardo formaba parte del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), participó en el proceso electoral interno de este partido como aspirante a una regiduría de la Alcaldía de esta capital.

Urbina tuvo que salir del país el 10 de diciembre del año pasado, fecha que coincide con el día internacional de los derechos humanos; pero ese domingo, él salía por persecución y amenazas a muerte.

En medio de las protestas contra el fraude electoral, que desconocía el voto popular en las elecciones del 26 de noviembre e impusieron en la presidencia al ilegalmente reelecto Juan Orlando Hernández; Urbina ya era vigilado, de acuerdo con su abuela.

Cinco días después de su salida, las protestas continuaron en diferentes puntos del territorio nacional. Una de ellas el 15 de diciembre en la colonia El Carrizal de Comayagüela, ubicada en la salida que conduce a la zona norte de Honduras.

En la protesta hubo una quema de un camión militar, en el que se responsabilizó a los miembros de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Horas más tarde, tanto en las redes sociales como en los medios de comunicación corporativos, señalaron a Eduardo Urbina como el responsable de estos hechos.

El 17 de diciembre, el Juzgado de Letras de lo Penal, con sede en Comayagüela, emitió una orden de captura contra Eduardo Urbina, quien era acusado “con pruebas suficientes” por los delitos de incendio agravado en perjuicio de la Secretaría de Defensa, atentado y uso de explosivos o material de guerra, en perjuicio de la seguridad interior del Estado de Honduras.

Doña Nubia, acompañada de los recuerdos de su hijo, catalogó esta acción judicial como “la mentira más grande que han cometido estas autoridades”.

Ante la acción judicial, en aquella oportunidad la coordinadora general del COFADEH, Bertha Oliva catalogó como “irresponsable” dicha acusación contra el joven universitario.

“Han quedado muy mal, porque si existiera un sistema de justicia que funcionara en protección de las víctimas, este joven estaría a las puertas de una demanda, ya que irresponsablemente han dirigido las acusaciones contra Eduardo Urbina quien fue que incendió un camión militar. Él no está en el país debido a la persecución”, sostuvo Oliva, ante medios de comunicación.

“Cacería judicial”

En ningún momento dejó de mencionarlo, de recordarlo. De sentir la tristeza de su forzosa ausencia. Doña Nubia, agarró fuerzas y narró diferentes episodios que marcaron la persecución que ya tenía su “Eduardo Enrique”.

Uno de estos hechos que contó doña Nubia, con las lágrimas como nostálgica compañía, fue cuando fueron a dejarle la orden de captura contra Eduardo. Su madre-abuela contó que fue una señora que en un principio se hizo pasar por agente de cobranzas de una tienda y quien inició preguntando por la madre del joven, Tania Ayala.

“Yo sabía de lo que se trataba”, refirió doña Nubia Urbina en la conferencia de prensa. Describió que esta mujer que se presentó a su hogar portaba un folder al que ella alcanzó a ver fotografías de estudiantes de la UNAH. “Era una galería de fotos y a colores”, detalló.

Eduardo Urbina Foto: kaos en la red.

Luego de las fotografías, sacó la orden de captura contra el líder universitario, preguntó si vivía en la casa y doña Nubia lo afirmó añadiendo que Urbina se encontraba fuera del país.

La respuesta de quien se apersonó al hogar de la familia fue tajante, recordó Doña Nubia “ah pues ya hablamos”.

“Me duele tanto que nuestras autoridades estén en contra del pueblo. El –Eduardo- un joven que le gusta la política y que sea dirigente estudiantil no es un delito, es un derecho”, comentó la madre-abuela de Eduardo Urbina.

Agradezco a todas las organizaciones y grupos de personas que han estado apoyando a Eduardo Enrique, puntualizó su familiar.

Tenemos esperanza

“Imagínense, irse fuera del país mi muchacho, tanta falta nos hace”, enfatizó su madre y abuela, quien lo crio desde bebé. En el ambiente familiar, los nietos (menores que Eduardo) preguntan por él, por ese joven que representa “el palo donde recostarme”, quien la llevaba donde ella se lo pidiera.

Así, con el llanto que no cesa, exteriorizó lo que es separar a un miembro de la familia. “no hay día de la vida que derrame lágrimas por mi muchacho”.

Ella y el resto de la familia guardan la esperanza de que esta situación se resuelva en favor de Eduardo “aunque no sea un proceso fácil” contó en un régimen que como dictadura los sitúa en indefensión.

En los últimos días, circuló información en la que Eduardo Urbina sería deportado al país por el proceso por el que se le acusa, ser una de esas voces que se alzó contra el fraude electoral de noviembre de 2017, por salir a las calles junto a sus compañeros y compañeras.

El COFADEH, junto al Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), realizan un trabajo en conjunto para que sea reconocido ante la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para que obtenga el estatus de refugiado en el país donde se encuentra; y pueda esperar hasta el momento de reencontrarse con su familia y su patria.

Mientras tanto, donde esté, no lo llamen extranjero.

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