Por. Carlos Méndez
La mayoría de analistas concluyen que la actual y profunda crisis socio económica, política y que vive nuestra nación es inédito. Es decir, que no se había registrado nunca en la vida republicana de este empobrecido país. Los cientistas sociales y analistas de cualquier especialidad, nos retan a que les demostremos lo contrario. Y no podemos ganarles. En esta empresa los que se atreven a hacerlo infructuosamente, son los alabarderos, aduladores y asalariados del régimen, quienes juran y perjuran a pie juntillas, con sus gaznates enrojecidos, que vivimos en un momento “culminante de disfrute de dicha, felicidad y miel”.
Pero no es así. Desgraciadamente al país nos lo metieron en un atolladero mortal y que logró su mayor clímax, posterior al golpe de Estado de 2009 de tal manera que si concursáramos como el país del globo que más vive una tragedia en todos los sentidos como Estado en destrucción, le ganaríamos a algunos lugares de África y aquí, cerca, también a la humillada Haití.
Honduras se llevó desde hace 10 años para acá, el primer lugar, de país con un Estado prácticamente fallido y por consecuencia con saldos trágicos para los mas pobres de toda la nación. Ese puesto ya está en el banco aunque no lo merezcamos millones de personas lindas de corazón, y que, como pueblo asombramos a propios y extraños por nuestra tolerancia, nobleza, generosidad y un aguante de los dioses.
¿Que pasa o ha pasado para que Honduras merezca este oprobioso lugar que nos pone el hito de un antes y después, con mucho dolor y vergüenza en la historia? Pues nada, hay que agradecer todo este paraíso de maldad e infamia, si es que lo decimos bien, a una jauría de politicastros malparidos manipulados por poderes fácticos(inclúyase Washington, empresarios nacionales rancios de su mente y similares en latinoamerica).
Esto no hubiese sido posible nunca de los jamases, sin involucrar también y como carne de cañón al ingenuo y pérfido Partido Nacional, el más cavernicola de Centroamérica a quien lo fueron articulando dentro de un plan siniestro, como actor de una horripilante opera buffa con mafioso calculo macabro. Con este Partido político al frente, los cachurecos apátridas y sus mega socios de actuaciones ilícitas , asaltaron los tres poderes de la República, para hartarse los recursos públicos y, con ello, arruinar la economía, la seguridad ciudadana, educación, salud, y la convivencia pacifica de todo un pueblo. Ellos, tan solo ellos, acabaron hundiendo al terruño que nos vio nacer, para lo cual hicieron pactos con el diablo.
Más claro: Hicieron acuerdos bajo la mesa con mafias de la droga, redactaron con fe de erratas podridas, acuerdos de impunidad desde el Congreso; se amachinaron pervertidamente con sectores muy poderosos y malignos y se hicieron un nudo con las propias Fuerzas Armadas quien penosamente acabaron convirtiéndose con su placer, permiso y complicidad irrebatiblemente descarada, como el escudo protector que necesitaban y necesitan los píos y granujas, que no de poca monta, sino, toros de ligas mayores.
Todo para escapar de la justicia divina y terrenal; y que están dispuestos a recurrir al estribillo fascistoide, sanguinolento y certero del “haré lo que tenga que hacer, caiga quien caiga”, de lo cual ya están dando cátedra, con tal de garrapatearse al poder de la República, para lo cual hasta podrían recetarse un sangriento auto golpe, de Estado, con tal de escapar de la persecución de la DEA y una Corte Federal de Justicia en el Distrito Sur de New York; hasta que Diosito lindo nos mande un Mitch o un tsunami social espontáneo, ojalá pacifico, para que nos sacuda la memoria o, ya de perdidos, del aburrimiento.