Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- “Me hubiera gustado escuchar tranquilamente al diputado David Chávez decir que salgan las tropas norteamericanas de Honduras y no pedir que vuelva el Servicio Militar Obligatorio”.
La frase anterior corresponde al ex rector universitario y defensor de los derechos humanos, Juan Almendares Bonilla, quien estuvo presente junto a otras personalidades el pasado lunes 21 de octubre, en una comparecencia pública en rechazo a la iniciativa del diputado del Partido Nacional, David Chávez Madison, de retornar al Servicio Militar Obligatorio.
Esta práctica fue abolida mediante Decreto Nro. 24-94, publicado en el Diario Oficial “La Gaceta” en su edición 27, 360 del 30 de mayo de 1994. Sin embargo, esto no hubiese sido posible sin la demanda del “Comité Cívico Cristiano y Popular por la derogación del Servicio Militar Obligatorio”.
Una Huelga de Hambre, que duró 14 días, organizada por dicho comité, recibió la atención de medios de comunicación, de la empresa privada y de las organizaciones populares. Encabezaron esta gesta histórica Alba de Mejía (Coordinadora), Gladys Lanza, Alicia Almendares, Nohemí Pérez, José Zambrano, Jorge Castillo, Rolando Cortés, Rodolfo Cortés (Santa Bárbara) y Roger Gutiérrez (SITRAUNAH); de acuerdo con un reporte de prensa de la edición impresa de Diario Tiempo del 20 de abril de 1994, el primer día de la acción de protesta.
25 años después, algunos de estos nombres se juntaron para denunciar la pretensión del diputado Chávez Madison, quien en declaraciones a medios de comunicación, el pasado 14 de octubre.
Cabe señalar que alrededor de 20 mil efectivos militares forman las Fuerzas Armadas de Honduras, sin contar con la Policía Militar del Orden Público (PMOP) creada por el Dictador Hernández y demás fuerzas represoras.
Los defensores y las defensoras presentes en la conferencia, junto al CPTRT, envían una interrogante sobre la necesidad de que exista un ejército actualmente cuestionado por sus prácticas violatorias de los derechos humanos.
¡Nunca más!
A través de un comunicado, el Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Víctimas de Tortura (CPTRT) y voces como las de Adolfo Facussé, Maritza Arévalo, Juan Almendares, Ariel Díaz y Alba de Mejía, reafirmaron que hasta mayo de 1994, la obligatoriedad del servicio Militar fue “una práctica para cometer tortura, tratos crueles inhumanos y degradantes contra la población joven”.
En un país ocupado militarmente por el gobierno de Estados Unidos, Almendares cuestionó que las Fuerzas Armadas, en la actualidad son “Guardianes de la Mentira”, ya que, al transferirles constitucionalmente un proceso electoral, avalaron un fraude electoral que impuso a Juan Orlando Hernández en la Presidencia de la República.
Por otra parte, denunció el silencio que guardan y por otro lado “entrenan sus soldados para utilizar las armas que compra este gobierno con el dolor y sufrimiento del pueblo”.
Maritza Arévalo, es madre y abuela, además de pertenecer a la Asociación Madre-Tierra. A ella le tocó sufrir el reclutamiento forzoso de sus dos hijos.
“Uno me lo llevaron hasta Catacamas a hacer su plaza y era una tristeza cuando lo encontraba (todo golpeado)… solo una madre sabe lo que se sufre”, detalló Arévalo
Un ejército que violenta derechos humanos
Ante la propuesta de David Chávez, este espacio quiere confirmar la voluntad de mantener el carácter de “Voluntario, educativo y democrático” del servicio Militar al resto de diputados y Diputadas del Congreso Nacional.
“Lo contrario construiría un franco retroceso a los principios democráticos que deben inspirar la convivencia social en nuestro país”.
Otra de las demandas es impulsar desde la Comisión de Derechos Humanos del Poder Legislativo, un informe sobre los logros y desafíos del servicio militar voluntario, a efecto de que se produzcan los ajustes que correspondan para que sea realmente educativo.
“El pueblo debe conocer que el presupuesto invertido en la implementación del Servicio Militar Voluntario, ha sido ejecutado con transparencia”.
Por último, el Congreso Nacional para que considere un plan de reducción del actual Servicio Militar, así como el cierre -de forma progresiva- “batallón por batallón y los fondos sean asignados en alimentación, vivienda y educación para las personas más empobrecidas en nuestro país”.
Tomado de DIARIO TIEMPO 20 de abril de 1994 | Foto: Colección Hondureña UNAH