La guerra y el virus: Entre la excepción y la indefensión
Por: Abiezer Zabdiel
Conocemos que la imposición del Estado de excepción es la medida por excelencia que han determinado los gobiernos, para lograr una “efectiva” cuarentena que logre detener los alarmantes niveles de contagio del COVID-19, pero lo cierto es que el Estado de Excepción enmascara la incapacidad de contención de los gobiernos y revela los grandes niveles de pobreza y desigualdad que se vive en nuestros países; como lo muestra el informe de la CEPAL del año 2019 sobre el índice de pobreza en América Latina siendo un 30.8% y del cual 11.5% es el índice de pobreza extrema[1]. Lo cual nos deja en una encrucijada entre la que disputa el hambre, la salud y el “bien social o el bien de la nación” ya que mantener el Estado de excepción donde se limitan una cantidad de derechos –entre ellos el de circulación y asociación- es insostenible en realidades como las nuestras que dependen del movimiento continuo de la economía informal, de la cual subsisten al menos 130 millones (46.8%) de latinoamericanos[2].