miércoles, abril 17, 2024
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Los pueblos indígenas son el lastre de la economía de libre mercado

Por: Cárcamo Jm

Moskitia painkira!
¿Para quiénes?
Los pueblos indígenas son el lastre de la economía de libre mercado:

No son buenos consumidores ya que para el buen vivir tienen suficiente en su territorio y lo que no siembran o colectan de la madre tierra o sus ríos o mares.

Su sistema de salud es altamente eficiente, ya que al no ser consumidores de comidas basura y mantenerse en ejercicio constante les mantiene sanos. Sus dolencias son tratadas por los sabios de sus comunidades que entienden que en el alma está la causa principal de la felicidad y también de sus males.

Su entorno de vida es abundante en bosques, agua, oxígeno, suelos, fauna, medicina, alimento, minerales.

Nuestros pueblos no usaron cercos pues no los necesitaron; fue la avaricia de lo «civilizados» los que llegaron a poner límites y a dividirnos: límites entre familias (cercos), entre comunidades (aldeas y caseríos) entre municipios, en departamentos y entre países. Divididos era mas facil hacer que lucharamos entre nosotros y nos destruyeramos.

Hay tantos planes de destrucción sistemática que han permitido nuevas formas de colonización: el mercado de tierras para cultivos de exportación, las concesiones mineras, del agua, de bosques, de mares.

A pesar del etnocidio, ya se comienza a reconocer que el planeta respira y se aferra a la vida por la biodiversidad que en nuestros territorios se preservan; sin embargo la codicia capitalista no dicierne entre la avaricia y la razón.

Hoy estamos invadidos de dolor y rabia por la muerte de nuestros hermanos miskitos que se convirtió en tema que capitaliza raiting para los grandes medios corporativos; sin embargo, se calla, que la Biósfera Río Plátano este año puede perder su categoría de Patrimonio de La Humanidad debido a la desidia del gobierno por detener la invasión de los narcoganaderos y pesqueros que han convertido a la Moskitia en su paraíso en detrimento del Patrimonio de los Tawacas, miskitos y garífunas que allí viven. Esto, aumenta la rabia y el dolor de los muertos de hoy y por los muertos que seguirán.

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